Con el buen tiempo llegan las ganas de salir, viajar y organizar diferentes excursiones. La Comunidad de Madrid esconde rincones, a pocos kilómetros del centro de la ciudad, que combinan naturaleza y ruralidad para ofrecer vivencias para todos los gustos. Y es que, si algo define la propuesta de la Comunidad, es que consigue ejemplificar “el mejor estilo de vida del mundo”. Entre su oferta de actividades y experiencias, los visitantes pueden descubrir el Madrid que no se esperan con MadRural, el proyecto que agrupa la oferta turística rural las comarcas de Sierra Norte, Sierra Oeste, Sierra de Guadarrama y la zona de Las Vegas y la Alcarria.
1- Ruta Batalla del Jarama en Morata de Tajuña
El 6 de febrero de 1937 comenzó el tercer intento de las tropas franquistas por tomar Madrid. La Batalla del Jarama fue una de las más decisivas de la Guerra Civil Española. Más de 80 años después, aquellos interesados por la historia pueden desplazarse hasta la comarca de La Alcarria, en Morata de Tajuña y realizar una ruta por algunos de los lugares más emblemáticos de esta batalla como “La Colina del Suicidio” o la “Cota 700”, que fue escenario de una obstinada lucha durante y después de la batalla. Desde allí, también se puede divisar el cerro Pingarrón, el punto estratégico más importante de este hecho histórico y conocerán los combates que se desarrollaron por su posesión. La ruta se realiza el 13 y 20 de mayo.
Y antes de abandonar la localidad, hay que pasar por alguna de sus famosas pastelerías y probar la “auténticas palmeritas de Morata”. Sin duda, las palmeritas de chocolate más famosas de la capital.
2- Museo Cantero en Alpedrete
Para entender la historia de Alpedrete, situado en la comarca de la Sierra de Guadarrama, tenemos que remontarnos al siglo XIII, cuando los canteros del noroeste de España y de Portugal vinieron a trabajar tras terminar la catedral de Santiago de Compostela. Gracias a ellos, las piedras talladas de este pueblo han repartido su alma y su arte por amplias geografías, desde el suelo más humilde a la iglesia más majestuosa. El granito de Alpedrete es la riqueza esencial que ha dado nombre a la localidad.
El Museo Cantero rinde homenaje a este oficio tradicional y a otros oficios artesanos esenciales en el trabajo del cantero como las fraguas. Aquí se puede descubrir la gran diversidad de herramientas de corte, talla y labrado de la piedra propias de este oficio. Además, la función de cantero aún pervive en el museo vivo al aire libre que son las canteras.
3-Torrelaguna, la villa declarada Conjunto Histórico-Artístico
Torrelaguna, situada en la Sierra Norte, tiene sus orígenes en la prehistoria, y alcanzó su apogeo a finales del siglo XV, época del Cardenal Cisneros. Su incalculable patrimonio hizo que esta localidad fuera declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1974. Uno de los grandes atractivos de la localidad es su patrimonio cultural donde destaca la Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena, un magnífico exponente del gótico madrileño de los siglos XV-XVII; la Atalaya de Arrebatacapas, una de las seis atalayas que se construyeron en la vega del Jarama entre los siglos IX y X para proteger a Toledo; los restos de la muralla y el Arco de Burgos, que protegían a sus habitantes durante la época medieval; y otros monumentos importantes como el Convento de las Hermanas Concepcionistas Franciscanas Descalzas (S. XVI) o el Monasterio Franciscano (también datado del siglo XVI).
Además, esta villa está muy unida a uno de los patrones de Madrid, San Isidro Labrador y su mujer, María Toribia más conocida como Santa María de la Cabeza. De hecho, a ella rinde homenaje la Ermita de Nuestra Señora de la Piedad, el santuario más antiguo de Madrid.
4-Turismo activo en el embalse de San Juan
En Madrid no hay mar, pero sí hay playa y está en el embalse de San Juan. Concretamente, 14 kilómetros de playa bordean el embalse situado en la Sierra Oeste de Madrid, entre los municipios de San Martín de Valdeiglesias, El Tiemblo, Cebreros y Pelayos de la Presa. Con la llegada del calor, son muchos los visitantes que se desplazan hasta el pantano para refrescarse con un baño o practicar deportes acuáticos en la extensión de agua dulce de 650 hectáreas. En las orillas del embalse se pueden encontrar restaurantes, chiringuitos y merenderos para pasar un día redondo.
Pero por los que quieran algo más que sol y baño, hay varias empresas de actividades que operan en el embalse y ofrecen desde actividades terrestres como escalada o tiro con arco, hasta deportes acuáticos como kayak, wakeboard, flyboard, sky acuático, piraguas, paddle surf o la opción de alquiler un barco tanto con titulación como sin ella. ¡Aventura y diversión asegurada!
