La generación Z marroquí ha vuelto a salir a la calle en doce de ciudades del país. En Rabat, decenas jóvenes se han concentrado enfrente del Parlamento. Además de reivindicar reformas en salud y educación, o el fin de la corrupción, han pedido la libertad de todos los detenidos. Precisamente, esta semana han empezado a juzgar a varios de ellos con penas de hasta quince años de cárcel para los acusados de participar en los disturbios que tuvieron lugar a finales de septiembre. Según la Asociación Marroquí por los Derechos Humanos, hay más de 600 personas que tienen un proceso judicial abierto, una cifra que «será mucho más elevada», según uno de los responsables.
Este sábado se han cumplido tres semanas desde que este movimiento juvenil salió a la calle por primera vez. «No te voy a esconder que hoy tenía algo de medio de venir, pero a pesar de esto, es un deber nacional estar aquí y levantar la voz. Quiero mucho a mi país, pero tenemos que construir el Marruecos de mañana», cuenta un joven de 33 años de Rabat que ha participado en la protesta. En la pancarta que alzaba, se podía ver el dibujo de una balanza, decantada hacia el lado, en el que hay una pelota de fútbol, en el otro extremo, un libro. Las críticas hacia las grandes infraestructuras deportivas también han estado presente, consideran que la prioridad son las escuelas y hospitales. También se han repetido las demandas de dimisión de todo el Gobierno.
«Uno de mis amigos ha sido condenado a cinco años de cárcel», cuenta indignado el joven. «Es escandaloso que destruyan así su vida solo por tener la valentía de hablar. Como podemos decir que este es un país democrático, si nos están encarcelando por el simple hecho de salir y alzar la voz», defiende. Su detención, como la de muchos otros, tuvieron lugar los primeros días de protestas. Las autoridades no dejaron a los jóvenes manifestarse y detuvo a centenares de ellos. Algo que ha cambiado, en las últimas convocatorias la policía no ha intervenido. Precisamente, este sábado, en frente del Parlamento, había menos presencia policial de los habitual.
Manifestantes sostienen pancartas durante una protesta organizada por el colectivo autodenominado ‘GenZ 212’ en Rabat. / JALAL MORCHIDI / EFE
Reformas educativasEn la manifestación también han salido varios profesores que pedían el fin de la ley que no permite a los mayores de 30 años optar a las oposiciones para trabajar en las escuelas públicas. «Tengo un diploma y un máster en física, pero estoy en el paro», explica uno de ellos que por tres años, sobrepasa la edad límite. Cuenta que solo puede trabajar en institutos privados y que los sueldos son mucho más bajos. «El presidente del Gobierno dice que con esta ley busca la calidad, pero no depende de la edad, depende del examen de acceso», defiende.
A pesar de que las manifestaciones no han sido masivas, el movimiento generación Z marroquí, ha logrado, en tres semanas, poner en el centro del debate público la situación de la sanidad y la educación. El Gobierno también ha reaccionado y se ha mostrado abierto a dialogar, aunque, de momento, los jóvenes no contemplan sentarse con ellos y piden la intervención del monarca, Mohamed VI, para que lleve a cabo reformas profundas en el país.
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