Los científicos creen que un conjunto de huesos antiguos descubiertos en el noroeste de España hace casi 70 años son los del obispo cuya devoción al Apóstol Santiago allanó el camino para el Camino de Santiago recorrido por innumerables peregrinos con los pies doloridos durante los últimos 12 siglos.
Según fuentes históricas y la tradición oral, el obispo Teodomiro de Iria Flavia descubrió los restos de Santiago, martirizado en Jerusalén entre los años 41 y 44 d. C., en un cementerio abandonado de la actual ciudad gallega de Santiago de Compostela. Se dice que Teodomiro recibió la revelación a principios del siglo IX, tras días de ayuno y meditación, y con un poco de ayuda de un ermitaño local vidente.
Cuenta la leyenda que los restos de Santiago fueron transportados a Galicia por dos discípulos en una barca guiada por ángeles y enterrados en un campo.
La excavación de los restos del santo impulsó al rey Alfonso II de la vecina región de Asturias a marchar con su corte desde Oviedo hasta Santiago. Su viaje a través del noroeste de España fue la primera peregrinación del Camino de Santiago y estableció el llamado Camino Primitivo. A lo largo de los siglos, millones de peregrinos han seguido sus pasos y han viajado hasta la tumba de Santiago en la catedral de Santiago de Compostela.
Millones de peregrinos han llegado a la catedral de Santiago de Compostela después de recorrer el Camino. Fotografía: Cro Magnon/AlamyAños de debate sobre la existencia real de Teodomiro parecieron llegar a su fin en 1955, cuando un equipo de arqueólogos que trabajaba en el suelo de la catedral encontró una lápida con una inscripción que hacía referencia al obispo y, debajo de ella, los huesos de un anciano.
Sin embargo, la aparente reaparición de Teodomiro duró poco: unas décadas más tarde, otro grupo de investigadores concluyó que los huesos pertenecían a una mujer que había sido enterrada en una tumba diferente.
Pero un nuevo examen de los restos, que combinó análisis osteoarqueológico, datación por radiocarbono, análisis multiisótopos y pruebas de ADN, ha determinado que es probable que pertenezcan a Teodomiro después de todo.
El estudio, dirigido por el Dr. Patxi Pérez-Ramallo de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, ha identificado una serie de pruebas independientes que respaldan esta afirmación.
“La aplicación de una combinación de técnicas bioarqueológicas está ayudando a desentrañar muchas de las cuestiones que rodean los posibles restos del obispo Teodomiro, cuya existencia misma fue debatida hasta el descubrimiento de su lápida”, escriben los investigadores en la revista Antiquity.
“A pesar de las limitaciones y de la cautela que hay que tener en la interpretación de nuestros resultados, estos datos apoyan la posibilidad de que los restos humanos encontrados en asociación con la lápida inscrita bajo el suelo de la Catedral de Santiago de Compostela en 1955 sean los del obispo Teodomiro”.
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Un arqueólogo examina los restos encontrados en Santiago de Compostela. Fotografía: Patxi Pérez-Ramallo/ReutersEl análisis del equipo descubrió que los restos pertenecían a un hombre anciano y delgado que probablemente creció en los alrededores de Santiago de Compostela, y cuya dieta, baja en proteínas animales, era consistente con las reglas monásticas que limitaban el consumo de carne.
Pérez-Ramallo dijo a El País que él y sus colegas creían que había un “98% de probabilidad” de que los huesos fueran los del obispo.
“En este caso, los datos apoyan la existencia de la figura histórica de Teodomiro, tan relevante dentro del fenómeno del Camino de Santiago como descubridor de la tumba del Apóstol Santiago”, afirman los investigadores en el artículo de Antiquity.
“Esta información contribuirá directamente a la conservación de los restos y a promover un lugar especial de culto en la Catedral de Santiago, enriqueciendo las visitas al templo y a la ciudad, ya que Teodomiro representa una figura significativa no sólo para la historia de Santiago de Compostela, Galicia, sino también para España, Europa y el catolicismo”.