Los centros turísticos de la Costa Brava, en el noreste de España, están teniendo dificultades para hacer frente a la afluencia de medusas a medida que el aumento de las temperaturas del mar facilita la reproducción y empuja a las especies más al norte.
Entre mayo y agosto, casi 7.500 personas en el litoral catalán han tenido que acudir al médico por picaduras de medusas, un 41% más que el año pasado. Las picaduras son dolorosas y pueden tener consecuencias desagradables para cualquier persona con el sistema inmunitario debilitado.
MedusApp (las medusas son medusas La aplicación de ciencia ciudadana para teléfonos móviles, creada para que el público registre avistamientos y picaduras, ha reportado cientos de casos cada día este verano. Publica un mapa que se actualiza en tiempo real para ayudar a las personas a evitar playas con grandes cantidades de medusas.
La mayoría de las medusas que hay en la costa catalana son del tipo huevo frito, relativamente inofensivas (Cotylorhiza tuberculata) y barril (Rizotoma pulmo) variedades.
Sin embargo, dos playas de Tarragona, en el sur de Cataluña, fueron cerradas en julio después de que una carabela portuguesa ((Fisalia physalis) Se observaron en el agua. La picadura de este sifonóforo (técnicamente no es una medusa, pero están estrechamente relacionadas) es especialmente dolorosa.
El cambio climático y el aumento de las temperaturas del mar parecen ser los factores cruciales detrás del incremento, dijo Macarena Marambio, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, cuyos registros de actividad de medusas en la zona se remontan a 20 años.
“Las medusas son cada vez más comunes y están aumentando su distribución tanto estacional como regional”, dijo Marambio, quien dirige el proyecto Jellyfish Alert. “Los mares más cálidos favorecen la reproducción y, como resultado, estamos viendo un aumento en el número de medusas barril moradas”.
“Todas las investigaciones muestran que los números son cíclicos y que algunos años las medusas son mucho más numerosas que en otros”, afirma. “Sin embargo, lo que estamos viendo en la Costa Brava es que los ciclos se están acortando. El ciclo de años con abundantes medusas se está acortando en algunas especies de ocho o diez años a solo dos”.
Si bien Marambio señala la crisis climática como elemento clave, también influyen la sobrepesca –que reduce los depredadores– y la construcción de escolleras, puertos, playas artificiales y marinas. Esto se debe a que la actividad humana reduce la calidad del agua y las medusas son de las pocas especies que pueden prosperar en zonas como el puerto de Barcelona.
Dijo que la atención se centró en la costa catalana porque había más datos disponibles, pero hubo aumentos similares en las poblaciones de medusas en otras partes del Mediterráneo.
Agregó que es imposible extrapolar a partir de los datos si este aumento en el número de medusas continuará o si es temporal.
“Lo que sabemos es que las condiciones ambientales están cambiando y podemos modelar lo que creemos que sucederá, pero no podemos saber cómo se adaptará el resto del ecosistema”, dijo Marambio.
“Por ejemplo, podrían aparecer nuevos depredadores. Por ahora, sabemos que el aumento de las temperaturas del mar favorece la proliferación de medusas, pero no sabemos qué ocurrirá si las temperaturas aumentan aún más”.
Mientras tanto, es probable que nos encontremos con más criaturas.
Josep Maria Gili, compañero de Marambio en el instituto, afirma: “No hay una solución a corto plazo porque es una cuestión climática. Tendremos que acostumbrarnos a compartir nuestras playas con las medusas”.