Pese a la tormenta perfecta que vive el campo español debido a la escalda de precios y la sequía de esta primavera, el sector es un pilar de la economía española y ha aportado al PIB hasta 110.100 millones de euros en 2022, lo que supone un 9,2% de toda la economía nacional, según el informe ‘Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el econtexto europeo’ de Cajamar en colaboración con IVIE (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas) que se ha presentado este jueves. Con estas cifras, España se mantiene como la cuarta economía agroalimentaria de la Unión Europea, aportando el 11,9 % del valor añadido bruto (VAB) comunitario del sector. Además, la participación del sector agroalimentario en el total de la economía es mayor en España que en la Unión Europea (9,2 % frente a 6,6%), debido sobre todo al mayor peso que tiene la comercialización (4,1%) en comparación al que tiene a nivel europeo (2,6%).
En concreto, el VAB del sector agroalimentario el pasado año creció un 3,3%, por encima del 2,5% registrado de media por el sector europeo, aunque algo menor al que ha experimentado el conjunto de la economía española (5,5%).
Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar, ha resaltado que España se ha convertido en uno de los países más importantes de Europa en el sector agroalimentario a pesar de no tener la mayor superficie agrícola útil, ni los suelos más fértiles, ni las lluvias que tienen otros vecinos comunitarios, según recoge la nota de prensa remitida a los medios de comunicación. «Somos la cuarta potencia productora y el valor de las exportaciones bate récords cada año. Ya alcanza los 70.000 millones de euros. Somos líderes en producciones mediterráneas y en sectores como el procino», ha señalado.
Concretamente, España lidera la producción comunitaria de aceite de oliva, cítricos, porcino y fruta fresca de la Unión Europea, con una cuota de mercado del 54%, 51,6%, 24,2% y 16,7%, respectivamente. Además, es el segundo país en importancia en la producción de plantas y flores (13,9%) y hortalizas (19,2%), y el tercero en ganado bovino (11,7%), vino (5,7%) y cebada (14,7%).
Respecto a las exportaciones, el volumen de ventas al exterior de productos agroalimentarios descendió en 2022, pero el incremento del precio de los alimentos hizo que el valor de las exportaciones creciera un 13,6% interanual, registrando un nuevo máximo histórico con 69.645 millones de euros. De este modo, la economía española conserva su perfil de exportadora neta de productos agroalimentarios, con más de dos décadas ininterrumpidas de superávit comercial. Sin embargo, y por primera vez en quince años, el superávit del sector agroalimentario español cae un 24,5% en 2022 hasta situarse en los 14.007 millones de euros.
En cuanto al empleo en el sector, este ha crecido un 1% en 2022, lo que supone 22.881 ocupados más que en 2021 hasta alcanzar los 2.347.108 millones de trabajadores. En su conjunto, el sector ocupa al 11,4% de los trabajadores del país, también por encima de la media europea (10,5%). Fernando Miranda, gestor comercial de Cajamar, ha resaltado la importancia y relevancia del sector agroalimentario en España como motor de desarrollo económico y generador de empleo y riqueza.
Uno de los rasgos característicos del mercado de trabajo agroalimentario en el conjunto de la Unión Europea sigue siendo el envejecimiento de la fuerza laboral y, muy especialmente, en la actividad primaria. En España, el 86,1% de los jefes de explotaciones agrarias son mayores de 45 años, frente al 80% de la media europea. Especialmente crítico es el tramo de mayores de 65 años, que concentra el 41,3 % de los mismos.
Retos pendientes Joaquín Maudos, profesor en la Universidad de Valencia, ha recordado que «el sector afronta importantes retos (medioambientales, digitales, sociales y económicos) pero desde una posición de resiliencia gracias a su elevada competitividad. Esos retos exigen aprovechar la oportunidad de los casi 1.320 millones de euros de fondos europeos NGEU que recibe el sector y cuyo grado de ejecución hasta ahora es reducido (poco más del 15 %)». Como retos prioritarios ha señalado «hacer frente al aumento de los costes de producción, al relevo generacional en el empleo y al cambio climático». Los costes de producción, que han crecido en 2022 un 18,3%, algo menos en comparación con el 20,5% de la UE-27.
Joaquín Maudos ha destacado que la productividad del sector se sitúa un 32,1 % por encima de la media europea (120 % más en el caso específico de la producción primaria), lo que explica en buena medida la competitividad de la oferta española en el conjunto de la UE. Esa elevada productividad se traduce en una mayor competitividad para el sector, ya que el coste laboral pes un 26% más reducido que el de los competidores europeos. Este diferencial de productividad y competitividad con la UE se ha profundizado en 2022
A pesar de ello, la inversión en I+D+i se reduce por primera vez en los últimos seis años (-3,1% en 2021, último dato disponible), con lo que su peso en el total de la inversión empresarial se contrae del 4,3 % al 3,7 % y se contabilizan 361 millones de euros.