Si a lo largo de 2021 una cesta de la compra media salía del supermercado con algo más de 23 artículos, a cierre de 2022 la cifra gira alrededor de los 20. Claro, que en el último mes del año la alimentación estaba casi un 16% más cara que entonces. Así, el último informe Shopperview elaborado por Gelt Data Facts y la Asociación de Empresas de Gran Consumo AECOC -que aglutina compañías de distribución como para cubrir el 70% del mercado- indica que a medida que se fue disparando la inflación, sobre todo en terreno alimentario, se fue reduciendo el tamaño de la cesta de la compra. Y que la tendencia se agudiza en el último trimestre del año.
En concreto, desde septiembre que tocó fondo esta gráfica, la media de lo que los consumidores compran en el supermercado no sube de 19 productos. Y esto es una dimensión un 17% menor a la que se identificaba justo un año atrás. Prueba añadida de ello es que el incremento de precios alimentarios rondara el 15% en los tres últimos meses del año, pero que al mismo tiempo el gasto medio del cliente aumentara a solo 6%, de 32,8 euros en el último trimestre de 2021 a 34,6 euros en 2022. Esta diferencia es, además, 6 puntos menor a la que se daba en los tres meses previos.
“Los datos indican que la evolución del gasto por ticket de compra no guarda una correlación directa con el IPC de alimentación, y eso es debido a la gran capacidad de elección que tienen los consumidores a la hora de escoger entre multitud de establecimientos, productos y marcas para contener el gasto de su cesta de la compra”, sostiene la gerente de Estrategia Comercial y Marketing de AECOC, Rosario Pedrosa.
En esta línea, el análisis de 2022 también refleja que cada vez se va menos asiduamente al supermercado. Si bien la radiografía del conjunto del año muestra que, igual que ocurría el año previo, se sigue yendo a comprar aproximadamente 4 veces por semana, la curva va hacia abajo. En la segunda mitad del año, la frecuencia disminuyó un 13% entre julio y septiembre, y otro 7% entre octubre y diciembre.
Prioridades empresariales No es de extrañar, entonces, que al sondear a los distribuidores, la principal conclusión de AECOC sea que la gran mayoría teme, lo que más, la situación inflacionista y el decrecimiento en el volumen de ventas. Porque, a juzgar por el primer balance de 2023, en enero la situación persiste: prácticamente la mitad de las empresas afirman mantener la tónica de caída en los volúmenes de venta.
“La caída de los volúmenes de venta y el alto precio de los costes de producción que se registran desde finales de 2021 está afectando a la rentabilidad de las empresas”, indica Pedrosa como portavoz del sector. De ahí que prácticamente nueve de cada diez compañías se marquen como principal objetivo para este año dinamizar las ventas para estimular el consumo. Y que casi ocho de estas mismas diez reconozcan que van a centrar su estrategia en proteger su cuenta de resultados.