Justo cuando el Partido Popular de la Oposición de España pensaba que tenía el gobierno socialista de Pedro Sánchez en las cuerdas sobre una serie de escándalos de corrupción, ha sido golpeado por una controversia propia por presuntos presuntos influencias de Cristóbal Montoro, el ex ministro de finanzas.
Se alega que Montoro estableció el «equipo económico», una oficina de abogado vinculada al Ministerio de Finanzas, que tomó sobornos de las compañías de gas y otras compañías energéticas a cambio de una política gubernamental favorable. Se afirma que entre 2008 y 2015 Montoro y otros 27 acusados, entre ellos, altos funcionarios del Tesoro, fueron pagados al menos € 11 millones (£ 9.5 millones) por grandes compañías de energía.
Según la investigación policial dirigida por el juez Rubén Rus, «el equipo económico recibió grandes comisiones a cambio de su capacidad para influir en los poderes legislativos y ejecutivos» bajo el gobierno del entonces presidente, Mariano Rajoy, y agregó que «la oficina era simplemente un vehículo para acceder al Ministerio de Finanzas».
En su informe, el juez comentó que las compañías de gas «intentaron influir en la legislación de acuerdo con sus intereses mediante el uso de varios lobbies pero sin éxito» y solo tuvieron éxito cuando el intermediario era el equipo económico de Montoro.
«Dentro de un corto período de tiempo y sin razón aparente, obtuvieron las reformas legislativas deseadas», principalmente en forma de menores responsabilidades fiscales, concluyó.
It is also alleged that Montoro personally accessed the confidential tax records of political rivals in his own party, among them Esperanza Aguirre, the former president of Madrid, as well as several journalists and celebrities, including the tennis star Rafael Nadal, the art collector and socialite Carmen Thyssen and Jordi Pujol Ferrusola, the son of the former Catalan president Jordi Pujol, who was bajo investigación para la corrupción.
Se dice que Rajoy fue advertido sobre las actividades de Montoro, pero no se tomaron medidas.
Montoro renunció al PP el jueves y emitió un comunicado diciendo que «no hay pruebas de ninguna de las acusaciones».
Las acusaciones son un golpe para la estrategia del líder de PP, Alberto Feijóo, que ha consistido en un ataque implacable contra Sánchez cuyo partido está siendo investigado por una serie de cargos de corrupción.
Feijóo dijo que las revelaciones no cambiaron su opinión de que la corrupción debe estar desarmada, quien esté involucrado. «Lo que debe investigarse debe ser investigado», dijo.
Pablo Simón, un politólogo de la Universidad Carlos III en Madrid, dijo: «Esto le da a Sánchez un espacio para respirar, pero no es el final de ella, ya que es probable que surja más de las investigaciones judiciales. Esto nivela el campo de juego y también es un golpe a la estrategia de Feijóo como lo pone en la defensa».
Simón dijo que el último escándalo reforzaría la opinión de muchos votantes de que los partidos políticos de España, tanto a la izquierda como a la derecha, eran irremediablemente corruptos. Los únicos beneficiarios, dijo, serían la fiesta de Vox de extrema derecha que, sin haber estado en el poder, podría afirmar tener manos limpias.
«Es análogo a lo que sucedió en Portugal después de los escándalos que involucran al socialista y luego a los gobiernos conservadores que beneficiaron al partido de extrema derecha allí», dijo Simón.