Simultanea la residencia en los Teatros Luchana de Madrid, hasta el 31 de agosto, y gira nacional la obra Abre fácil, una comedia de situación con muchísimo ritmo en la que los protagonistas viven una separación inesperada sin encontrar una solución que la resuelva. Esta pieza adapta un cortometraje del mismo título dirigido por Álvaro Carrero en 2016 y que supuso el exitoso debut del gallego afincado en Málaga tras las cámaras. De hecho, la cinta fue galardonada en numerosos certámenes del sector, entre ellos el Festival de Málaga, donde ganó el Premio al Mejor Cortometraje de la sección Málaga Cinema.
Carrero asegura que Abre fácil es una comedia apta para todos los públicos que, además, encierra cierta crítica a una situación que afecta cada vez a más ciudades, especialmente en Málaga: la turistificación. La obra, de hecho, está ambientada en un edificio de viviendas vacío de vecinos porque todos los pisos se han transformado en apartamentos turísticos.
Estamos ante una comedia de situación en la que decisiones que son fáciles para unos se convierten en complicadas o imposibles para otros.
Como en la vida misma, lo que a uno puede parecer relativamente sencillo a otro le puede resultar un tormento; que, por desgracia, estas cosas a veces pueden desembocar en que es ya bastante común como la ansiedad. De hecho, esta es una historia que está dedicada a la gente que padece de ansiedad y, en concreto, pretende reflejar momentos tan desgraciados y problemáticos para ellos en lo que, como se dice comunmente, se ahogan o nos ahogamos en un vaso de agua, lo que nos provoca que, en lugar de buscar una salida a la situación, escapar de ella se convierta casi en misión imposible.
Situaciones, algunas de ellas, muy cotidianas. Será fácil que el público pueda sentirse identificado.
Mira, llevo bastante tiempo escribiendo comedia y en mis trabajos me gusta que el público también pueda empatizar con lo que esta viendo. Aunque luego haya algo rocambolesco en la historia, es ideal que durante buena parte de la trama se puedan ver reflejados en los personajes que hay sobre el escenario (o en la pantalla). Es una cuestión que siempre trabajo en todos mis proyectos.
Esta obra nace de un corto de 2016 que además supuso su debut tras las cámaras. ¿Qué le lleva a adaptarla en formato teatral?
Que realmente mi medio es el teatro. Mi intromisión está en el mundo del audiovisual, no al revés, pero es que éste me busca. De hecho, acabo de terminar de escribir mi primer guion cinematográfico; y, bueno, también tengo varios cortos ya realizados. Pero me muevo mucho mejor a nivel teatral; es lo que realmente me gusta. Y…, nada, analicé bien el texto que escribí en su momento y vi que tenía esa posibilidad, así que decidí trasladarlo a las tablas. Además, fue un cortometraje que nos dio muchas alegrías, así que la verdad es que le tengo un cariño especial.
Uno de los objetivos del teatro es lanzar un mensaje al espectador, ¿qué mensaje le gustaría que el público se llevara este viernes de Caravaca?
Al final, en todas las comedias que escribo –y más cuando se trata de comedia de enredo o de situación– lo más importante y el mensaje más claro que puede haber es el de la unión entre las personas. Principalmente porque es lo que acaba resolviendo todos los conflictos. Las comedias que parece que pueden tener mensajes más livianos –que es mentira–, profundizan mucho en el lado más sentimental del ser humano. Al final, la comedia no deja de ser un drama, lo que sucede es que el tempo y la forma de contarlo es diferente. El enredo y la situación básicamente a lo que te invitan es a pensar en la fuerza del ser humano, en cómo cuando te unes a los demás o aprendes a trabajar en equipo todo es más fácil. Se trata de compartir tu conflicto con otras personas para poder sacar adelante esa situación.
La comedia tiene la particularidad de que nos abre el corazón a través de la risa. Eso ayuda a que el mensaje cale más profundamente.
Lo adorable de la comedia es que, como te digo, en todo momento estás viendo un drama pero acompañado de unas risas. Pero una comedia solo se entiende si existe la unión entre el elenco que está arriba y el público que está abajo; es una cuestión fundamental para este género. En un drama no es realmente necesaria esa unión, no tienes porqué recibir ningún tipo de feedback del público; sin embargo, en la comedia, sí. Es más, uno de los objetivos es que el público, a través de su risa, no deje de razonar, de darle importancia y empatizar con lo que está viendo, teniendo la capacidad de descodificar la parte más tensa y transformarlo en lo más cómico que le pueda sugerir.
Comparte escenario y dirige en Abre fácil al citado Salva Reina, también a Natalia Roig y Rocío Rubio. ¿Qué tal es el trabajo con ellos y, sobre todo, cómo es tener ese triple papel de creador, director y compañero?
Por suerte los conozco a todos muy bien. Cuando tienes esa fortuna, los actores te acompañan en todo momento y te ayudan a que tu camino sea muchísimo más sencillo. Si tú, además, has hecho los deberes y has sabido trazar bien toda la línea tanto de movimiento como de intención, todo es más fácil. Porque un periodo de ensayos siempre deberían ser algo tremendamente ameno y divertido para todo el elenco; no me gusta desperdiciar ese momento desquiciando a mi grupo de actores y llevando a que mi nervio se les contagie a ellos. Luego, una vez que se estrena, es todo muy bonito y entras en la dinámica de la gira con todo lo que eso implica, pero el periodo de ensayos –que suele durar un mes, mes y medio– no te puedes permitir dejar de disfrutar nunca con lo que más te gusta hacer. Llevo unos cuantos montajes realizados y nos lo hemos pasado tremendamente bien en todos.
¿Y en qué otros proyectos está trabajando en estos momentos?
Uno de ellos es el guion cinematográfico que te comentaba antes, que mi querido Salva Reina y su productora audiovisual [La Cochera Producciones] van a comenzar a mover. Y el pasado día 3 se estrenaba mi último montaje, Nada…, con Miguel Ángel Martín [popular actor y humorista malagueño] y un servidor; es una parodia sobre el apocalipsis.
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