¿Convertir la casa natal de Adolf Hitler en una comisaría es ceñirse a la voluntad expresada por el dictador que desencadenó la II Guerra Mundial y buscó exterminar a los judíos? Esa es la pregunta que planea sobre el documental ‘¿Quién teme al pueblo de Hitler?’ -‘Wer hat Angst vor Braunau?’, en su título original-, dirigido por el austríaco Günter Schwaiger y estrenado en su país en septiembre del año pasado. Para entonces en Austria estaba casi sentenciado el futuro de una casa situada en la localidad a la que se remite el nombre de la película, Braunau am Inn, en el norte del país centroeuropeo. Ahí nació Hitler en abril de 1889 y ahí vivió hasta los tres años. Que la casa siga estigmatizada por ese corto periodo de tiempo es lo que determinó a las autoridades austríacas a convertirla en una comisaría de policía y sucursal local de la Academia de Seguridad. Una forma de liberarla, a juicio de esas autoridades, del peligro de convertirse en lugar de peregrinación de neonazis. El plan oficial incluiría impartir cursos a los agentes sobre derechos humanos.
Para Schwaiger, nacido en 1965 en la localidad austríaca de Neumarkt am Wallersee y director de documentales que han pasado por festivales de cine europeos, como Locarno y Leipzig, esta decisión de las autoridades actuales se ajusta lamentablemente al deseo expreso del dictador. Trabajó en la película sobre la casa natal de Hitler cinco años y sostiene que darle ese destino evidencia hasta qué punto la sociedad austriaca sigue sin asumir su pasado.
La casa de Braunau llevaba inutilizada desde 2011, tras haber albergado en el pasado la sede de una organización de apoyo a personas con discapacidades intelectuales, Lebenshilfe. Ya en el estreno de su película, en septiembre del año pasado, el realizador advirtió de que su país sigue sin confrontarse de forma responsable con su pasado. Algo a lo que ayuda el hecho de que a Hitler se le identifique como un «dictador alemán», aunque sea de origen austríaco.
La película llega ahora a contadas salas catalanas cuando en Braunau se trabaja ya en la reconstrucción de la casa natal de Hitler. Su reapertura como comisaría está proyectada para 2026. Para entonces es posible que en Austria haya un gobierno liderado por el ultraderechista FPÖ, el partido al que todos los pronósticos apuntan como vencedor en las elecciones nacionales que tendrán lugar el próximo 29 de septiembre. Se pronostica asimismo un hundimiento de la actual alianza entre conservadores y verdes. El ultraderechista FPÖ tiene ya unas cuantas experiencias anteriores como socio de coalición en gobiernos de Viena, aunque hasta ahora no los lideró.
Son muchos los referentes, pasados y presentes, que pesan sobre el documental. Hitler llegó al poder en la Alemania de entreguerras en 1933, apuntalado por formaciones conservadoras y centristas que consideraron que podrían manejarlo y, a la vez, aprovecharse de su capacidad por atraerse electorado. Había escrito su ideario y biografía, ‘Mein Kampf’ en la cárcel, tras su fracasado golpe de estado de 1923. No había dudas sobre sus propósitos y los de su partido nacionalsocialista, el NSDAP. En cuestión de meses, tras su llegada al poder, el Tercer Reich era una dictadura y la democracia estaba abolida.
El documental de Schwaiger recoge testimonios de la población natal del dictador y también la polémica generada desde el momento en que empezó a debatirse en Austria sobre su futuro, en 2019. Además de hablar con sus habitantes, muchos de ellos contrarios a ese destino, el cineasta localizó un artículo publicado en 1939, según el cual Hitler proponía que esa casa se destinara en el futuro a usos administrativos. En ese documento fundamenta Schwaiger que convertirla en comisaría es atender a la voluntad expresa de Hitler. A ello se suma la posibilidad de que efectivamente para su reapertura Austria esté gobernada por un partido como el FPÖ, liderado por Herbert Kickl. Es una de las formaciones integradas en la Eurocámara por el nuevo grupo auspiciado por el húngaro Víktor Orbán, en el que asimismo está Reagrupamiento Nacional de la francesa Marine Le Pen y el español Vox, de Santiago Abascal.
No todos los expertos e historiadores comparten los temores expresados por Schwaiger acerca del presunto revisionismo si se convierte la casa en una comisaría. La comisión de expertos que elaboró el estudio de 2016 por encargo de las autoridades locales sostiene exactamente lo contrario. Por entonces, gobernaba en el país una coalición entre socialdemócratas y conservadores.