Es una mañana tranquila en la redacción. Hace calor, pero el aire acondicionado mitiga sus efectos. Más allá de eso, José Pablo García, un dibujante de cómics malagueño, acude al corazón de La Opinión de Málaga para una entrevista. «Entonces, cuéntame», dice al terminar de saludar García.
Va vestido con un polo de color oscuro, pantalones vaqueros y unas deportivas. De cabello corto y moreno y ojos ligeramente rasgados, tiene una cara amigable y juvenil.
El objetivo de su visita es que cuente los entresijos de su trabajo para un reportaje. Su rutina, sus proyectos, sus inquietudes y opiniones personales sobre el mundo del cómic. De lo que le ha hecho estar donde está ahora.
Inspiración: Mortadelo y Filemón José Pablo García nació en Málaga en 1982. Para otros muchos niños de su época, el cómic era una especie de pasatiempo que aún se estaba asentando en España. Francisco Ibáñez fue el que más le inspiró para empezar a dibujar; para llegar hasta el día de hoy.
«El lenguaje del cómic empezó a fascinarme con Mortadelo y Filemón: las onomatopeyas, los golpes. Mis primeros cómics eran una especie de reflejo y empecé a crear a mis propios personajes. A partir de entonces hacía mis propias revistas, las fotocopiaba y las vendía en el colegio o a mi familia», dice con cierta añoranza García.
Pero no fueron las únicas figuras de las que extrajo su estilo. Autores como los estadounidenses Daniel Clowes o Robert Crumb le inspiraron en sus comienzos en el underground americano, e historietistas nacionales como el catalán Albert Monteys también le ayudaron a definir su línea artística.
El primer paso Un paso importante para él ocurre cuando la cabecera del ‘Sol de Antequera’ se dio cuenta de su talento y le encargó a los 10 años una serie de 30 episodios sobre la historia de la humanidad.
Aunque eran una especie de adaptación de ‘Historias de la gente’ del dibujante catalán Antonio Mingote, estuvo hasta los 14 años aproximadamente volcando sus creaciones en el periódico.
El mismo día del estreno de mi ‘Historia de la Humanidad’ en el semanario El Sol de Antequera, hace ya treinta años, su director (Ángel Guerrero, que en Gloria esté) me dedicó este reportajito, en el que me revelo como el niño-viejo que nunca dejé de ser. pic.twitter.com/v3o5a7ziTE
— José Pablo García (@josepablo_x) 25 de julio de 2023 Tras esto, dejó de lado el dibujo por un tiempo y se dedicó a estudiar. Con más edad, realizó un grado en Publicidad. Al terminar, comenta que entró en una especie de «crisis existencial» e hizo un módulo de ilustración que le permitió acercarse de nuevo al dibujo y encauzar finalmente su pasión. «Mi carrera tardó mucho tiempo en despuntar», añade García.
Mientras habla, desliza entre sus dedos un rotulador de color negro, que a la vez sobrevuela por encima de los bocetos de su próximo proyecto que, de momento, no hay que desvelar.
«El lenguaje del cómic empezó a fascinarme con Mortadelo y Filemón: las onomatopeyas, los golpes. Mis primeros cómics eran una especie de reflejo y empecé a crear a mis propios personajes» García comienza a ganarse la vida tras la gran recepción que tuvo su primera obra personal ‘Las aventuras de Joselito: el pequeño ruiseñor’. «Con la obra de Joselito empezaron a llegarme encargos que me han permitido dedicarme exclusivamente a esto con el tiempo».
Y, entre esos encargos, se encuentra la adaptación de los libros sobre la Guerra Civil Española del escritor e historiador británico, Paul Preston. Un proyecto que ha impulsado enormemente su carrera.
Viñetas de «Las aventuras de Joselito», de José Pablo García Reino de Cordelia
Reconoce que antes tenía más libertad para dibujar, pero que los encargos le obligan, en cierta medida, a ajustarse a una imagen. Sin embargo, está disfrutando mucho de ello y hace todo con mayor solvencia.
La historia española Sus últimos trabajos siguen la estela de la historia española. En algunos trabajos concretos, de la Guerra Civil. «Además de la demanda comercial que tiene este tipo de libro, creo que la historia española es interesante. Nos ayuda a entender quiénes somos y dónde estamos», asegura.
José Pablo García, ilustrador y dibujante posa con algunos de sus últimos libros Alex Zea
García intenta desbrozar los libros que debe adaptar, de manera que sean más comprensibles, pero conserven su esencia. Y debe estar haciéndolo bien, pues son de sus obras más vendidas.
«Con la obra de Joselito empezaron a llegarme encargos que me han permitido dedicarme exclusivamente a esto con el tiempo» Sobre la mesa trae varios tomos de sus mejores adaptaciones, como ‘La Guerra Civil Española’ (Paul Preston) ‘Los Soldados de Salamina’ (Javier Cercas), ‘El hijo del chófer’ (Jordi Amat) o ‘Los desastres de la guerra’ (Benito Pérez Galdós).
¿Qué apartado de la historia de España le gustaría abordar próximamente? No puede mostrar demasiado ahora mismo por temas editoriales. Pero, mientras sonríe de satisfacción, asegura que se quitó «una espinita» al abordar la Transición en ‘El hijo del chófer’, el libro que cuenta el trabajo del periodista catalán Alfons Quintá.
Viñetas de «El hijo del chófer» y José Pablo García NORMA/DANIEL PÉREZ
«De todas formas, me gustaría descansar un poco de la historia y centrarme en algo personal», explica García. Es una persona que no quiere revelar nada en lo que está trabajando. Por si la suerte le juega una mala pasada. Conviene dejarlo, por el momento, en que hará reír a más de uno.
¿Y qué hay del panorama del dibujante en Málaga? Piensa que falta apoyo. Explica que todo se rige más por el mercado que por el talento. «Cuando hay un evento, siempre vamos los mismos dibujantes. Me da la impresión de que no somos tantos. La escena del dibujante en Málaga no está consolidada», añade García.
Málaga es una cuna de artistas. Y eso incluye a los dibujantes de cómics. La labor de profesionales como José Pablo García, aunque no esté tan visibilizada como gustaría, deja claro algo: si amas lo que haces, ve con todo a por ello. Porque quizá, el día de mañana, sea lo que más valores.