Hasta hace unos días, el nombre de Isabel Perelló, magistrada de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo, no aparecía en ninguna quiniela para ser la primera mujer en la historia de nuestro país en ocupar la Presidencia el Consejo General del Poder Judicial y, por lo tanto, del Tribunal Supremo. Muchos en el alto tribunal lamentan que la estrategia parece haber sido la de quemar a candidatos de gran valía y prestigio, como son Pilar Teso y Pablo Lucas, para superar la dinámica de bloques que se había instalado entre los vocales progresistas y conservadores del órgano de gobierno de los jueces recién renovado.
La candidata tapada, que no aparecía en la lista inicial de siete magistrados del Tribunal Supremo que elaboraron los propios magistrados, resulta ser una veterana «en el West Point del derecho administrativo», con más de 40 años de recorrido profesional, según comentan desde la asociación Juezas y Jueces para la Democracia (JJpD), a la que pertenece.
Perelló nació en Sabadell (Barcelona) en 1958 y es cercana a la ministra Margarita Robles –que perteneció también a la Sala Tercera del alto tribunal–. También tiene fama de «discreta» y «tratable». En noviembre de 2022, su nombre formó parte de las ternas propuestas por los vocales progresistas del anterior Consejo para ser magistrada del Tribunal Constitucional, si bien finalmente se impusieron otros candidatos.
Una de las claves de su apoyo este martes por parte de los conservadores ha podido ser su amistad con el vocal designado por el PP José Antonio Montero». Hicieron amistad cuando los nombraron a la sala tercera y sus nombramientos fueron impugnados. Había un numeroso grupo de magistrados de la Sala tercera que querían anular sus nombramientos, y eso les unió mucho», explican a este diario fuentes del alto tribunal.
Quejas contra el sexismo»Desde luego no es progre Moncloa, pero tampoco progre JJpD pata negra'», comenta otro de sus compañeros, que recuerda un episodio concreto de 2014, cuando Perelló, junto con Robles y la recién jubilada Celsa Pico una carta dirigida al entonces presidente del órgano, Carlos Lesmes, reprochándole el uso de lenguaje sexista en las misivas que mandaba a todos los magistrados el tribunal y en las que sólo se dirigía con el género masculino a sus compañeros.
Ese mismo año formó parte del grupo de magistradas del Supremo y vocales del Consejo que remitieron una carta a la Sala de Gobierno del alto tribunal quejándose de la elección de un fragmento de la Alegoría de la Justicia de Alcalá Galiano, que representa la Verdad como mujer desnuda, como imagen del cartel elaborado para las jornadas de puertas abiertas del órgano. Junto a la imagen, la leyenda «conócela», una elección que para Perelló y sus compañeras no era la más acertada para acercar la justicia a la ciudadanía.
Especialización económica»Es una estupenda magistrada», comentan desde otras Salas del Tribunal Supremo. Dentro de la de lo Contencioso -Administrativo, de la que forma parte desde 2009, se ha ocupado de asuntos de contenido netamente económico. En concreto, forma parte de la Sección que se ocupa de la supervisión de la actividad de órganos reguladores, como la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia o del Banco de España. El verano del año pasado formó parte de la Sala de Vacaciones y fue ponente de la resolución que rechazó el recurso del PSOE que pretendía el recuente del voto nulo en Madrid tras las elecciones generales.
La nueva presidenta del Consejo y del Supremo ingresó en la Carrera Judicial en 1985 y ocupó destinos en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Mahón (Menorca), en la Audiencia Provincial de Barcelona y en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Antes de recalar en la Audiencia Nacional también pasó por el Tribunal Superior de Andalucía y fue letrada en el Tribunal Constitucional.