Ahora que el Gobierno está retomando las negociaciones con sindicatos y patronal para discutir la reducción de la jornada laboral en España a 37,5 horas semanales, la sociedad y los medios han comenzado a revisar las opiniones de los principales economistas sobre este cambio que está previsto que llegue a nuestro ecosistema laboral en 2025.
Una vez más, entre las figuras más consultadas para analizar la economía nacional se encuentra Santiago Niño Becerra, conocido por su capacidad para explicar algunas de las cuestiones económicas más complejas y ofrecer perspectivas críticas sobre las políticas en curso.
Para el catedrático, la reducción de la jornada laboral si se mantiene el mismo nivel de salario solo es viable si la productividad laboral aumenta de manera significativa: algo que a su juicio requiere no solo inversiones importantes en tecnología y formación, sino también una reorganización efectiva de los procesos laborales.
Sin estos factores Becerra opina que puede «suponer que más tiempo libre incrementará la demanda de trabajo y el consumo» es un planteamiento optimista, ya que una mayor productividad no necesariamente se traduce en un aumento generalizado de la renta.
El economista también ha puesto en duda el impacto positivo de la reducción de la jornada laboral sobre los salarios. Según Niño Becerra, si la demanda de trabajo no crece, los salarios podrían estancarse o incluso llegar disminuir. Además, destacó el riesgo que supondría un aumento en el endeudamiento privado que restringiría la capacidad de consumo y contrarrestaría los beneficios esperados de la medida.
Niño Becerra recordó que intentos similares en el pasado, como la reducción de la jornada laboral en Francia durante la década de 1990, resultaron en efectos negativos, y prevé que la propuesta en España podría enfrentar resultados similares. Aunque la medida será presentada como un logro social, el economista advierte que los beneficios reales podrían no ser tan significativos como se promete.
Con estos comentarios, Niño Becerra no solo ofrece una visión crítica sobre la reducción de la jornada laboral, sino que también invita a una reflexión más profunda sobre las verdaderas implicaciones de esta política para la economía española.