Pocas bandas pueden presumir de una longevidad como la de Jethro Tull, que irrumpieron en los años sesenta obteniendo impacto global con un nuevo sonido arrollador. Entre 1971 y 1975 editaron una serie de álbumes que hoy permanecen como obras maestras de la música popular: ‘Aqualung’, ‘Thick as a brick’, ‘Living in the past’, ‘A passion play’, ‘Minstrel in the gallery’…
Su líder, Ian Anderson, fue comparado con Mick Jagger por sus travesuras en el escenario, mientras que la combinación de inteligencia y locura del grupo recordaba a la banda Frank Zappa, The Mothers of Invention. Y aunque se les emparenta con el rock sinfónico, la propuesta estética de Anderson, doctor en Literatura, va mucho más allá, con su original mezcla de blues, folk inglés, hard rock y pinceladas de música europea antigua.
‘The Zealot Gene’ (2022) fue el primer álbum de Jethro Tull en alcanzar el top 10 británico desde 1972. Su continuación, ‘RökFlöte’ (2023), vuelve al sonido clásico de principios de los setenta, antes de que tomaran un giro más folclórico, y está inspirado en la mitología nórdica. Con este, Jethro Tull han grabado veintitrés álbumes, y con ellos han recibido numerosos reconocimientos, incluido el Grammy a la Mejor Interpretación de Hard Rock/Metal en 1989.
Anderson conserva todo el magnetismo en escena con su característica flauta y su voz, sello de identidad de la banda. Es todo un superviviente de los años dorados del rock.
-¿Le gusta salir de gira?
-Sí, siempre que sean solo unos días. Mi tiempo es precioso, y necesito disfrutar de otras cosas en la vida, además de los conciertos en directo. Me gusta viajar como visita cultural, pero no los vuelos largos, ni estar fuera durante semanas. Pero tocar en vivo es un buen ejercicio, desafiante mental y físicamente, mejor que ir al gimnasio.
-‘The Zealot Gene’ fue el primer álbum de Jethro Tull en llegar al top 10 de las listas británicas desde 1972. Le siguió RökFlöte, basado en las leyendas mitológicas nórdicas. ¿Qué encontró en ese mundo para dedicarle todo un disco? Creo que inicialmente lo planeó como disco instrumental…
-Me gusta tener un tema para los álbumes; sigo esta práctica desde 1972. Pensé brevemente hacer un disco instrumental en 2022, sí, pero rápido cambié de opinión cuando tuve algunos títulos y una o dos frases de letras. Y como ya había escrito material derivado de texto bíblico con The Zealot Gene, pensé que escribir sobre una religión politeística sería una derivación adecuada.
-La canción ‘Hammer on hammer’ menciona a cierto ‘Vlad the Bad’. ¿Se refiere a Putin? ¿Le preocupa el populismo?
-Estaba esa referencia, y es adecuada, pero podría haber sido cualquier otro de los incontables machos belicosos pasados y presentes. Por supuesto, los populistas de hoy preocupan a todos, y los movimientos de extrema derecha y nacionalistas son muy preocupantes, pero el movimiento liberal y políticamente correcto ‘woke’ es casi igual de malo a veces. No tan amenazante, ¡solo insufrible!
-Su banda ha ido cambiando con los años, por cambios de rumbo o, desafortunadamente, por enfermedades o muertes. Un total de veintiocho músicos principales han pasado por ella en diferentes momentos. ¿Queda algo inalterado en Jethro Tull?
-El espíritu de todos esos músicos sigue con nosotros en las interpretaciones en vivo de los miembros actuales de la banda. Todos viven a través de la música que con tanta riqueza contribuyeron a crear.
-¿Qué le atrajo de la flauta?
-Su portabilidad y pureza de tono. Es un instrumento principal desacostumbrado en una banda de rock, pero nos ayudó a destacar al principio. Y es más fácil aprender a tocarla que el violín o el chelo.
-¿Por qué empezó a tocarla de pie sobre una sola pierna?
-Empecé a tocar así la armónica en 1968. La gente lo comentaba, así que aprendí a hacer lo mismo tocando la flauta.
-‘Thick as a brick’ es, para muchos, uno de los discos más importantes de rock progresivo. ¿Cómo valora su repercusión cincuenta años después de su lanzamiento?
-Es un buen ejemplo de nuestros esfuerzos por tocar música más compleja y distanciarnos del estilo repetitivo del blues y el pop. Mirando atrás, nos identifica a los Tull en ese género progresivo como lo hace el material más folky en Songs from the wood y como Heavy horses a menudo nos pone en la categoría folk-rock.
-Tiene fama de ser muy exigente en las grabaciones. ¿Le gusta combinar lo mejor de lo antiguo con cosas nuevas?
-Me gusta utilizar lo mejor de lo antiguo y lo nuevo en el aspecto técnico de las grabaciones –análogas y digitales–, como hago con la fotografía, pero la música y las letras vienen de más allá de lo puramente racional y analítico. La tranquila sensación de percepción, sentimiento y consciencia origina el espíritu creativo capaz de volar. Luego es el momento de dejar que el pensamiento racional y la tecnología tomen el control.
-¿Fue muy significativo ‘Aqualung’ en la carrera de Jethro Tull?
-Sí, porque nos supuso el reconocimiento en muchos países del mundo. También marcó un ligero avance para mí como compositor, ya que compuse y grabé algo del material solo en el estudio. Así que en muchos aspectos es más el álbum de un cantante-compositor.
-El mundo de la música ha cambiado mucho desde el primer álbum de Jethro Tull, ‘This was’ (1968). ¿Qué opina de la escena actual?
-No tengo ni idea de la escena actual, ¡ni tenía idea tampoco en los setenta! Nunca fui muy fan en el sentido de escuchar a otros. Cuando escucho música, es normalmente clásica, barroca: Handel, Bach… y así hasta Beethoven, con el alivio ocasional de ZZ Top.
-¿Está preparando un nuevo disco? ¿Se siente creativo últimamente?
-Acabo de terminar la grabación del próximo álbum de los Tull, que se publicará en primavera de 2025. Completé la mezcla en estéreo y estoy esperando los resultados de las mezclas alternativas de sonido envolvente de Bruce Soord. Visitaré su estudio pronto para ver cómo va.