Si hace dos semanas -con la crisis política que también desató la catástrofe de la DANA en Valencia y el cuestionamiento de Carlos Mazón en cotas máximas- le hubieran dicho al PP que esta semana la crisis interna sería del PSOE a cuenta de Juan Lobato, no lo habrían creído. Los populares asisten estupefactos a una historia que todavía siguen sin entender. Ya con el líder socialista madrileño dimitido, la gran pregunta en Génova ahora es qué camino tomará el viernes en su declaración en el Tribunal Supremo.
Pero de puertas para afuera, el PP ha optado -por primera vez en mucho tiempo- por un perfil más bajo, centrando los ataques en los casos de corrupción y en la situación del fiscal general del Estado, sin entrar al detalle en el caso Lobato. “No tenemos interés en acaparar foco. Que se cuezan en su propia salsa Les hace más daño que estemos mirando y hablando de Víctor de Aldama”, reconocen en la dirección nacional.
Otros dirigentes y diputados nacionales -que ayer asistían a la esperada comparecencia de Pedro Sánchez tras semanas sin pisar el Congreso- daban su beneplácito a la estrategia: “Por una vez no intentamos marcar la agenda mientras el PSOE está desbordado. Es el momento de las palomitas”.
Esta es la filosofía que impera estos días en las filas populares tras semanas muy duras a cuenta de la riada. La convicción dentro de la cúpula conservadora es que la decadencia del Gobierno ha empezado y es imparable, aunque admiten que Sánchez no saldrá de la Moncloa pronto. Feijóo no tiene prisa por mover ficha -la semana pasada instó a los socios de Sánchez a reflexionar si pensaban que la situación había dejado de ser sostenible, recordando que si tuviera números suficientes presentaría una moción de censura-. Pero, sobre todo, lo hizo para adelantarse a la presión de Vox y dejar clara su posición. Era un mensaje también a la interna para calmar a sus bases y a los dirigentes más duros que cada día piden ser más duros contra Sánchez.
Ese día Aldama, el supuesto cabecilla de la trama Koldo, había hablado ante la Audiencia Nacional implicando en mordidas a más ministros y personas de la confianza del Gobierno y del PSOE, y había dejado claro que acudió al mitin del PSOE de 2019 en el que se fotografió con Sánchez porque el presidente -supuestamente- había querido tener ese gesto con él. Ayer volvió a repetir punto por punto esas declaraciones en la cadena Cope, y reveló algunas cosas más: que estuvo cenando con Begoña Gómez y Javier Hidalgo en San Petersburgo durante la 23ª Asamblea de la OMT -se mostró desafiante con algunos detalles de ese encuentro, “ya que seguro que dicen que es mentira”- y relató cómo fue la noche en la que Delcy Rodríguez llegó a Barajas.
En el PP ven muy relevante “el tono y la tranquilidad” con la que Aldama habla de todo lo vivido en los últimos años y piensan que el Gobierno tendrá que encajar días “muy complicados” a cuenta de las pruebas que asegura que seguirá mostrando. Feijóo, de hecho, aprovechó su pregunta en la sesión de control tras el debate de la DANA para hablar en todo momento de esta declaración. “Si es un delincuente como usted dice, que sepa que es su delincuente”, le espetó a Sánchez.
Los conservadores reconocen que el caso Lobato “es muy duro para el Gobierno” también internamente por todas las heridas que abre en el PSOE, pero siguen pensando que es “un árbol” en un bosque mucho más grande donde todas las derivadas de la trama Koldo son lo auténticamente relevante. También la situación en la que se encuentra la Fiscalía General del Estado, precisamente por el caso del novio de Isabel Díaz Ayuso, que está tan relacionado con el movimiento de Lobato de haber ido al notario para levantar acta con unos mensajes intercambiados con Pilar Sánchez Acera, jefa de gabinete del hoy ministro Óscar López. El enredo de Lobato hace difícil asegurar su intención, pero todo apunta a que trató de cubrirse las espaldas para no colaborar en lo que él pensaba que podía ser un delito. En sus últimas declaraciones volvió a señalar la autoría de la filtración de los datos confidenciales de la pareja de Ayuso.
Con todo, el PP sigue convencido de una estrategia de acoso y derribo contra Sánchez a causa de todos los frentes judiciales. Ahora se suma la llamada a su hermano para comparecer ante la justicia en el mes de enero. “Cada día una cosa nueva. Esto no se puede soportar”, coinciden distintos dirigentes populares.
Feijóo viaja este jueves a Galicia y el fin de semana celebrará una Intermunicipal de alcaldes en Valladolid, coincidiendo con el congreso del PSOE. “Tendremos un ojo puesto en Sevilla en todo momento”, reconocían en el núcleo duro del presidente del PP. Los actos de agenda se mantienen, pero el perfil se mantendrá bajo para evitar cualquier interferencia o novedad que le quite presión a Sánchez. “Parece que hemos aprendido”, dice un diputado con trayectoria.