Cuatro días después de que Alberto Núñez Feijóo empezara a marcar distancias con Carlos Mazón, el presidente de la Generalitat valenciana ha salido a anunciar que va a poder aprobar los Presupuestos autonómicos de este año tras llegar a un acuerdo con Vox. El PP nacional celebra ese entendimiento porque «los Presupuestos son la herramienta económica más potente de la que dispone un Gobierno», afirman fuentes oficiales de la dirección.
El jueves pasado, Feijóo puso el foco, por primera vez, en la investigación judicial de la DANA e insinuó que su apoyo a Mazón dependerá del devenir de la instrucción que está llevando a cabo la magistrada Nuria Ruiz Tobarra. Este lunes, sin embargo, Génova ha empezado la semana con una declaración institucional del ‘president’ de que tiene Presupuestos para un año en el que la reconstrucción de la provincia de Valencia seguirá siendo la prioridad total del Gobierno autonómico. Ese pacto con la ultraderecha es un balón de oxígeno importantísimo para él ante la presión que empezaba a llegarle desde Madrid. Fuentes oficiales de Génova consideran que cerrar un pacto para las Cuentas es «una buena noticia». «Esto no va de administraciones sino de personas», señalan esas fuentes que se muestran «satisfechas» por «poder impulsar mecanismos» que ayudan «a la reconstrucción».
Vox ha querido dar un espaldarazo a Mazón en su cargo de ‘president’. La cúpula nacional del PP estaba al tanto de esas negociaciones, aseguran desde el equipo de Feijóo que piden tiempo para analizar el contenido de las Cuentas y comentar el discurso que ha pronunciado Mazón en las Corts.
Poco margenEl máximo líder de los populares no tiene una opción automática para apartarle de ese puesto: el margen de maniobra de un líder del PP con sus barones autonómicos es muy limitado. Solo tiene opción directa de quitarle las riendas del partido, pero no la jefatura del Gobierno, un cargo al que Mazón podría agarrarse siempre que quisiera. También si llegara una imputación judicial que llevara a Feijóo a reclamarle su dimisión. En casos similares, como el de Francisco Camps en 2011, Mariano Rajoy tuvo que negociar con él para convencerle de que dejara la presidencia de la Generalitat valenciana, pero lo hizo después de ser procesado. Durante meses de informaciones sobre su relación con la red Gürtel, Camps se resistió a abandonar el Govern.
A todo esto hay que sumarle las dificultades artiméticas: además de un acuerdo interno en el seno del PP, los cuatro escaños de Vox en las Corts son esenciales para que un nuevo nombre se pusiera al frente de la Generalitat para que los populares no la perdieran.