El PSOE lleva mucho tiempo esperando el anuncio de la candidatura de Yolanda Díaz a la presidencia del Gobierno. A Pedro Sánchez este asunto sí le ha robado algunas horas de sueño. Se ha interesado asiduamente por sus planes y por las conversaciones con Podemos. Finalmente, ha llegado el momento. No en las condiciones que le hubiera gustado al PSOE, que, a través de distintos interlocutores ha urgido a la vicepresidenta a lanzarse al estrellato. Pero Díaz y Sumar se han puesto en marcha. Son una pieza fundamental para que Sánchez continué una legislatura más.
A pesar de conocer bien a Pablo Iglesias, en el guion de la Moncloa no figuraba que sucedería en medio de este enorme carajal entre la vicepresidenta y Podemos. Durante estos meses de espera ha habido momentos en que no han entendido la postura de Díaz. Pensaban que ella debía ceder, hacerles hueco en las listas y aprovechar lo que queda de su estructura territorial. Ahora, en cambio, creen que el consenso no se puede conseguir «a cualquier precio» y que la implicación de otros partidos en la ecuación dificulta una negociación bilateral.
Por eso hasta quienes, dentro y fuera del PSOE, siempre han pensado que habrá acuerdo empiezan a desconfiar. «Nos gustaría que hubiera unidad para rentabilizar mejor el voto», sostienen desde la dirección del PSOE, pero siendo muy conscientes de que existe un peligro de fractura real. Una amenaza que sería letal para los socialistas porque los números son tozudos en este punto: no habrá Gobierno de coalición con tres listas en la izquierda. Mientras, a la espera de avances en los próximos meses, se consuelan con el lanzamiento de Sumar. «Nosotros lo que queremos es que le vaya bien al espacio que se conforme a nuestra izquierda», aseguran.
Incluso si eso supone que Díaz pueda hurtarles un porcentaje de votos. Según el último CIS casi un 10% de votantes del PSOE la prefieran a ella al frente del Gobierno, en lugar de a Pedro Sánchez . «Habrá que ver si nos resta o son personas que no iban a votar al PSOE», señalan desde Ferraz sobre posibles fugas. «No nos quita votos, son públicos distintos», defiende otro dirigente, porque el principal valor que los socialistas otorgan a la candidatura de la vicepresidenta es la movilización. La capacidad de Díaz de atraer electores anclados en la abstención
«Buenos proyectos de izquierda movilizan a la izquierda. Cada uno con su público», destacan en el PSOE. Sumar es una plataforma, superadora de la etapa de Iglesias, que conecta con el primer Podemos de adición de confluencias territoriales, pero con una mayor presencia de activistas sociales. Con la virtud añadida de que Díaz, a diferencia de Iglesias no genera rechazo. Es una candidata «más transversal», con una capacidad de generar ilusión que la formación morada ha perdido. En eso confían los socialistas: «Moviliza mucho voto de izquierda que no sale de casa».
Díaz, a por la izquierda de menos de 50 años La sensación en Moncloa es que hay votantes que nunca apoyarían al PSOE y sí la respaldarán a ella. Es una dirigente motivadora, en un momento de fuerte desmovilización de la izquierda, sobre todo entre los menores de 50 años. Este es el gran agujero del PSOE que, en cambio, se muestra sólido en el voto de los mayores, más aún desde la subida de las pensiones.
Los socialistas se enfrentan a dos grandes problemas en las elecciones generales. Uno, la fuga de votantes socialistas al PP de Alberto Núñez Feijóo. El CIS de marzo les ha dado un leve respiro. El boquete se ha hecho más pequeño. La otra gran preocupación es la necesidad de despertar a su electorado. La derecha está mucho más activada. «PP y Vox ya están movilizados. La izquierda lo hará», sostienen en el PSOE.
En las elecciones de diciembre de 2015, las del primer Podemos, en las que no paró de especularse con el ‘sorpasso’ de Iglesias al PSOE «la izquierda recibió 12 millones de votos». Los socialistas creen que Díaz ilusionará y que el votante socialista conforme se acerque la fecha de las elecciones se activará. Admiten que ahora andan bajos de fidelidad. Los números también en esto son clamorosos. En el último CIS solo un 68,1% manifiesta que les volverá a votar. En el PP la cifra ronda el 78%. En Ferraz reconocen que haya «mucho margen de mejora». Tanto, añaden, «que solo movilizando a esos votantes el PP no tendría posibilidad de ganarnos».
Pero, aunque logren avivar a sus votantes, la compañía de Yolanda Díaz es primordial. Por eso Sánchez hace muchos meses que dio la orden de darle «lo que pida», que en Moncloa facilitaran su proyección pública. Desde este domingo Díaz es la candidata de Sumar y aún quedan muchos meses de legislatura con el reto compartido de movilizar al electorado progresista. Cada uno a su público.