El PSOE deja atrás la reflexión de que Irene Montero e Ione Belarra se han quedado solas en la oposición a la reforma de la ley del ‘sólo sí es sí’ que han registrado en solitario en las Cortes y asume que, si finalmente no se llega a un acuerdo, el grupo de Unidas Podemos actuará unido. Lo asumen, según aseguran fuentes socialistas, a pesar de mantener que la postura de los morados en torno a la ministra de Igualdad no es unánime. Montero no ha contado con el respaldo público del resto de ministros del bloque.
Ni la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ni el ministro de Consumo, Alberto Garzón, o el de Cultura, Joan Subirats, han apoyado la idea de que la modificación del la socialista dinamita el consentimiento como figura central de la ley. La convicción de que existían diferencias internas hizo al PSOE pensar que Montero cedería y sería posible un acuerdo en el seno del Gobierno, y más tarde, una vez que presentaron solos su propuesta, que Unidas Podemos no votará de manera cohesionada.
Quedan semanas para la votación de la reforma, primero sobre su toma en consideración y después la aprobación definitiva, y las negociaciones van a continuar. A partir de ahora los interlocutores serán el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, en lugar de la titular de Justicia, Pilar Llop. No se puede desechar aún la posibilidad de un acuerdo, aunque el margen es mínimo porque el PSOE considera que su propuesta -incluir subtipos por intimidación o violencia que eleven las penas para que los actos sexuales que se cometan en el futuro- es la única que evitará condenas más bajas. E incluso que Podemos apoyé el cambio sin pacto de por medio como ha sucedido con la ley de Bienestar Animal. Pero el planteamiento en estos momentos en las filas socialistas es que pase lo que pase no habrá grietas en el grupo ‘morado’. Algo que, además, sus socios ya han transmitido.
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No puede haberlas, explican fuentes del PSOE, porque «el espacio se debe mantener unido». El PSOE sabe que la vicepresidenta debe permanecer cerca de Podemos porque de ello depende que alcancen un pacto para ir juntos -bajo la marca de Díaz, Sumar- a las elecciones generales. Sin esta candidatura unitaria es prácticamente imposible reeditar el Gobierno de coalición. Por eso los socialistas están dispuestos a dejar hacer a su izquierda y entienden que Díaz no pueden salirse de esos márgenes. Hace semanas que le urgen a que cierre su alianza con Podemos y ayude así a reflotar las siglas moradas en las autonómicas y municipales de mayo.
El PSOE puede permitirse un voto distintivo de sus socios de coalición porque da por hecho el apoyo del PP. Alberto Núñez Feijóo lo ha comprometido y los ministros socialistas lo dan por seguro. Pero es una vía con muchas curvas para el Gobierno de coalición. Que Unidas Podemos no respaldara la reforma de su propia ley supondría una clara fractura de la coalición, que provocaría un clima de desconfianza mutua, aún mayor del que ha existido toda la legislatura. Fuentes moradas sostienen que precisamente por eso habrá entendimiento porque sino el choque derivará en una «crisis profunda». «La necesidad hará que haya fumata blanca».
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con Enrique Santiago esta semana en el Congreso. Gabriel Luengas
Espantar una crisis más profunda Frente a la tesis, alimentada públicamente por los socialistas, de que si hace falta sacarán adelante la reforma con el PP, fuentes del bloque de Unidas Podemos sugieren que esto no es lo que más convence al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y que por ello ha puesto a negociar a Bolaños y a Montero. Y en este momento, aseguran, el «espacio está cohesionado» y hay muchas personas trabajando para encontrar una solución a este asunto. La propia vicepresidenta y los diputados Enrique Santiago y Jaume Asens, además, por supuesto del equipo de Igualdad. Las fuentes consultadas corroboran que, efectivamente, votarán al unísono.
Sostienen también que hay personas dentro del PSOE alertando de que «no pueden sacar la reforma con el PP», pese a reconocer que en su momento el propio Sánchez habló con Irene Montero sobre la rebaja de penas a los agresores sexuales, le transmitió que «había que arregrarlo» y le advirtió que, si no, los socialistas tomarían medidas. Pero al decidir presentar la proposición de ley en solitario lo que se ha provocado, defienden, es un «crisis de la coalición».
Por eso no se pierde la esperanza de un acuerdo, sobre todo, apuntan, por la participación ahora de María Jesús Montero, «mucho más política que Llop o Bolaños». No obstante en las filas socialistas, sin cerrar la puerta al entendimiento, la posición es sacar adelante la reforma aunque sea con el PP porque son conscientes del «daño» del goteo de reducciones de penas. Consideran que la gente quiere y apoya la modificación, al menos como gesto político. Y también piensan que a Podemos le va penalizar tanto su negativa a cambiarla como sus reparos a la propuesta del PSOE, según fuentes gubernamentales.