Ferraz quiere pisar el acelerador en las negociaciones para la investidura. Aprovechar el impulso del acuerdo de coalición con Sumar para cerrar un pacto “global” que incluya al resto de fuerzas soberanistas. También a Coalición Canaria (CC). El voto de los nacionalistas canarios no es necesario para sacar adelante la investidura y ya han avanzado que, de aceptarse sus condiciones, se inclinarán más por la abstención que por el voto a favor debido a su oposición a la amnistía. A pesar de ello, los socialistas no se resignan a hacerlos cambiar de bloque y el próximo martes intentarán cerrar con el Ejecutivo canario, que preside CC, las transferencias pendientes de los actuales presupuestos. Según ha podido saber este diario, los equipos del Ministerio de Hacienda en funciones, que dirige María Jesús Montero, y el de la consejera del ramo en Canarias, Matilde Asián, buscarán consensuar una cifra en la mencionada reunión.
Para Coalición Canaria este sería el único avance hasta el momento, aunque los socialistas ven factible firmar el resto de las demandas incluidas en la llamada “agenda canaria”. Para conseguir el apoyo del partido de Fernando Clavijo, que votó a favor de la investidura de Alberto Núñez Feijóo y gobierna en coalición con los populares, tampoco ayuda el choque por la crisis migratoria. El ejecutivo canario reclama que se cree la figura de un mando único, con el que tener interlocución, y por el momento no ha habido pasos en este sentido. «El ministro Fernando Grande-Marlaska entiende que esa figura existe, a través de un mando de Interior. No es lo que pedimos, esa figura no puede coordinar a distintos ministerios», indican fuentes próximas a la diputada de Coalición Canaria en el Congreso, Cristina Valido, que puso esta reivindicación sobre la mesa en su reunión con Pedro Sánchez para explorar su apoyo a la investidura.
Otras formaciones cuyo apoyo se presenta en principio más fácil de encajar, como EH Bildu y BNG, dejan en manos del PSOE la responsabilidad de acelerar un acuerdo. Coinciden en que “hay avances”, pero insuficientes por el momento. Madurar estos acuerdos depende de que los negociadores designados por Ferraz, según los nacionalistas gallegos, aceleren el ritmo y, lógicamente, “de lo que estén dispuestos a aceptar” de sus reivindicaciones. Los abertzales dicen estar a expensas de cómo avancen ahora las conversaciones. Tras la reunión con Pedro Sánchez en su ronda con los grupos parlamentarios, desde EH Bildu garantizaron su apoyo con la única exigencia de que se “profundice” en la agenda social y territorial y anteponiendo el “mandato” de frenar a PP y Vox.
Desde Junts, su metodología negociadora reduce al mínimo la emisión de señales públicas, mientras que ERC y PNV sí acuden a las escenificaciones para modular su relato y enfriar las prisas de los socialistas. Los republicanos, por un lado, elevan la presión añadiendo exigencias a cambio de su apoyo. Como este jueves en el Parlament pidiendo desclasificar los documentos de Pegasus e insistiendo en que la amnistía solo es un punto de partida que debe conducir a un referéndum. También que la hipotética ley recoja que no hubo delito en la celebración del 1-O. Por otro lado, la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, reconocía que “es el momento de que se comiencen a cerrar cosas”, alimentando así el pretendido acelerón que abona Ferraz tras sellar el pacto de coalición.
Los nacionalistas vascos, igualmente, enfrían una pronta investidura. Al PSOE le gustaría fijarla en la semana del 6 de noviembre para acudir al congreso del Partido Socialista Europeo (PES), que se celebrará ese fin de semana en Málaga, con Pedro Sánchez investido. Solo un deseo, puesto que fuentes directas del equipo negociador reconocen que no fijarán fecha hasta no alcanzar un preacuerdo para que sus interlocutores no lo interpreten como un órdago.
El presidente del Euzkadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar, pronosticaba hace unos días que la investidura se producirá “sobre la bocina” y que los socialistas todavía van a tener que “fajarse mucho”. De lo que no hay duda es de que los socios potenciales batallarán por ser los últimos en sellar un acuerdo. Frente a este escenario, la intención de Ferraz es cerrar los acuerdos en cascada. Y en el caso de ERC y Junts, que sean paralelos conscientes de la pugna entre ambas formaciones. No privilegiar a uno sobre el otro y mantener el difícil equilibrio.
Aval de las bases “Tenemos que hacer un equilibrio para llegar a un acuerdo global”, justificaba este jueves la vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero. Al mismo tiempo mostraba su deseo de que este acuerdo global se cierre “pronto” y ponía ya la mirada en arrancar tras ello el proceso para aprobar los presupuestos del próximo ejercicio. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, coincidía en destacar desde Bruselas que tras el pacto con Sumar “tenemos la investidura cada vez más cerca”.
El cambio de ritmo en las negociaciones coincide con el aval que Ferraz pretende obtener de las bases de partido. Para ello se ha convocado un Comité Federal que se encargará de activar el proceso de forma exprés. Una consulta, obligatoria y vinculante, que pese a centrarse solo en el acuerdo con Sumar, sin referencias a la amnistía, servirá indirectamente como aval para el resto de negociaciones. Desde la dirección subrayan que la consulta se podrá materializar en pocos días desde que se le dé luz verde.
Hace cuatro años, pasaron diez días desde que se firmó el preacuerdo entre Pedro Sánchez y el por entonces líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, hasta que los socialistas colocaron las urnas. Cinco desde que la ejecutivo convocó la consulta, comprimiendo en este plazo tanto la campaña informativa como la preinscripción para el voto electrónico, que se habilitó junto al presencial. Todo hace presagiar que ahora, como hace cuatro años, la militancia acudirá a votar sin antes tener cerrados los pactos con el resto de potenciales socios necesarios para sacar adelante la investidura y, por tanto, tampoco sin fecha.