La pandemia y el auge del teletrabajo provocaron que se le augurara un futuro brillante, pero el negocio de la entrega de comida a domicilio avanza a paso más bien lento. Su público no crece como lo hace aquel que busca que el supermercado le lleve la compra a casa, por ejemplo, y la mayoría de lo que ingresa el restaurante sigue llegando del servicio en sala o, como mucho, de la gente que quiere comer fuera del establecimiento, pero que va ella misma a buscar el producto.
Según el Observatorio de Restauración de Marca que elabora anualmente KPMG, el año pasado, solo un 7% del gasto que se efectuó en restaurantes en España fue en forma de ‘delivery’. Es un porcentaje que queda lejos del 25% que se dedica a la compra de comida en un establecimiento para consumirla en otra parte (‘take away’) y muy lejos del 68% que se sigue destinando a comer dentro de un establecimiento.
Es cierto que esta última modalidad ha caído diez puntos exactos en este periodo de pandemia, confinamientos e inflación desbocada, pero es gasto que pasa, prácticamente en su totalidad (8 puntos), al ‘take away’. Incluso así, al preguntar esta consultora en qué pretendían invertir los restaurantes en los próximos meses, las herramientas para fomentar la entrega a domicilio o la recogida en el local quedaban relegadas a novena posición, por detrás de la apertura de locales, la mejora del producto, la digitalización, el marketing, la formación de personal, la mejora de sus terrazas…
“En el caso concreto del ‘delivery’, el 36% de los grupos de restauración esperan que el canal siga creciendo en los próximos años, mientras que el 55% augura un escenario de estancamiento”, apuntaba a continuación este documento. “Tampoco hay una visión consensuada en cuanto a la forma de potenciar este servicio: 1 de cada 3 cadenas apuestan por hacerlo a través de las plataformas o agregadores y un porcentaje superior –el 45% de los encuestados– prefieren impulsarlo mediante medios propios (web o aplicación)”, sostiene este informe.
Las principales damnificadas ante esta postura son, precisamente, las plataformas que se dedican al‘delivery’. El sector lleva años cogiendo fama, protagonismo y clientes, pero no logra dar con la fórmula para hacer su negocio rentable, es decir, empezar a ganar dinero con su actividad. Muchas han cerrado, otras optan por mantener un modelo laboral ilegal y la única que se mantiene a flote con ‘riders’ contratados, lo hace gracias a que otros mercados funcionan mejor que el español.
Auge de la comida preparadaQue el negocio de la entrega a domicilio en general no gane volumen a la velocidad que se esperaba hace unos años, no ayuda. Sin ir más lejos, el portal estadístico Statista prevé que esta fórmula de consumo, pero llevada al supermercado (es decir, recibir la compra en casa) vaya creciendo a doble dígito de aquí a 2026 (+20%, +15%, +10%…) y que la entrega de una comida o cena a domicilio lo haga también, pero más en órdenes del 5% o incluso del 1% de cara a 2028 o 2029.
Hay, aún, una última tendencia que, inesperadamente, podría estar robándole protagonismo al ‘delivery’: la de la comida a preparada. En el último año, este negocio ha cogido una velocidad tal que ya es raro el supermercado que no ha dedicado una zona exclusivamente a esta fórmula de consumo. La mayoría de cadenas que operan en España y se han pronunciado al respecto, hablan sin complejos de un segmento en absoluto crecimiento.
Además, la apuesta por este mercado ha cogido a estas enseñas bien concienciadas de que el público busca cada vez más comer de forma saludable, así que muchos de estos platos tiene en cuenta este factor y se venden como una fórmula rápida (y más barata que el restaurante) de comer como uno lo haría si se cocinara a sí mismo. Y contra eso… lo tiene algo más difícil la hamburguesa.