Los supermercados españoles han reducido en más de un punto el margen de beneficios desde 2020, un período de cuatro años de enorme complejidad, no solo para el sector, sino también para el conjunto de la sociedad porque en ese período de tiempo se han concatenado algunos sucesos inusitados e infrecuentes, singulamente la pandemia del coronavirus y la crisis inflacionaria derivada de este fenómeno y agravada por la invasión rusa de Ucrania.
El Observatorio de Márgenes Empresariales, un proyecto conjunto del Ministerio de Economía, el Banco de España y la Agencia Tributaria, pone de relieve que, en el caso de los supermercados, esa variable relacionada con los beneficios se situó en el segundo trimestre de 2024 en el 4,7 %, por debajo 1,3 puntos del 6 % que resultaba en el mismo período de 2020, que coincidió con los meses más duros del estado de alarma y el confinamiento de la población por el estallido de la covid.
El citado margen surge de una ecuación que pondera el resultado bruto de explotación respecto de las ventas totales. Los datos proceden del citado Observatorio, que, a su vez, los ha procesado a partir de las declaraciones del IVA y del Impuesto de Sociedades que presentan trimestral y anualmente las empresas españolas, incluidas, obviamente, las firmas alimentarias.
La principal conclusión, como ha quedado dicho, es que las firmas propietarias de cadenas de supermercados han ido estrechando los márgenes de beneficios en los últimos cuatro años hasta el mencionado 4,7 %. Si se hace un balance de la última década se observa que este porcentaje es el más bajo para el segundo trimestre de cada año si se exceptúan 2022, 2018 y 2016. En los restantes ejercicios, el margen de beneficios es mucho mayor, con 2015 encabezando el escalafón con un 6,8 %, seguido del 6 % de 2020. Claro que en el ya citado 2018 dicho dato se quedó en el 3,94 %.
El dato del segundo trimestre de 2024 es superior, no obstante, al Índice de Precios al Consumo (IPC) de junio de este año, que escaló hasta el 3,4 %. Al mes siguiente, la inflación en España experimentó un descenso de seis décimas y se situó en el 2,8 %, favorecida, entre otros motivos, por el comportamiento a la baja del precio de los alimentos. Estos cayeron 1,1 puntos en julio, hasta el 3,1%, debido, en su mayor parte, al descenso de los precios de la fruta y de los aceites y grasas, frente a la subida en el mismo periodo del año anterior, y coincide con la eliminación del IVA del aceite de oliva desde el 1 de julio.
Tras conocerse el dato adelantado del IPC, el Ministerio de Economía destacó que la inflación de los alimentos, que sigue su senda descendente, registró en julio su menor tasa en casi tres años, desde octubre de 2021.
Por aquel entonces, la covid seguía siendo una amenaza diaria para los ciudadanos de todo el mundo y las restricciones que conllevó provocaron una ruptura en las cadenas de suministros internacionales que presionaron al alza a los precios. Cuatro meses más tarde llegó la tormenta perfecta cuando Rusia invadió Ucrania y trastocó dos mercados esenciales, el de la energía, al ser el país euroasiático uno de los grandes proveedores de petróleo y gas y sufrir las sanciones occidentales, y el de la alimentación, por la enorme incidencia del territorio dominado por Kiev en productos como los cereales. La inflación se disparó y en julio de 2022 llegó al tope del 10,8 %. Para frenarla, el Banco Central Europeo subió los tipos de interés hasta el 4,5 %. Ya ha iniciado el camino de retorno, una vez que los precios se acercan a la zona de control.