yoHay cuatro especies de linces en la Tierra: el canadiense; el lince rojo norteamericano (el más abundante, con una población de posiblemente 1,5 millones); el euroasiático, la especie más grande, con machos en algunas poblaciones asiáticas que pesan hasta 35 kg; y el ibérico, el más pequeño y raro, con un peso promedio de 8 kg-9 kg y que se alimenta de conejos y perdices.
Los estudios realizados en la década de 1990 mostraron que la población mundial de lince ibérico, confinada actualmente en España y Portugal, era de menos de 100 individuos, la mayoría de ellos en el Parque Natural de Sierra de Andújar, en Andalucía. Con una mayor protección legal, la concienciación pública y la cría intensiva en cautividad, esta cifra ha aumentado a más de 2.000.
Un lince ibérico. Fotografía: Mark CockerLos linces son más fáciles de ver en primavera, cuando se aparean, pero yo he observado y he aprendido que encontrar uno solo es cuestión de mucha paciencia o de mucha suerte. El nuestro apareció cuando observábamos un pequeño pájaro entre robles cubiertos de líquenes. Por casualidad, miré más allá, donde la hierba, quemada hacía tiempo por un verano de sol feroz hasta adquirir el tono de la piel desgastada de un león, se mezclaba con el gris del suelo árido. Estos tonos suaves se complicaban aún más con charcos de luz solar y pozos de sombras más profundas. De todo el ruido enmarañado de los colores del otoño, dos felinos emergieron a apenas 12 metros de distancia como formas lentas y silenciosas.
Pronto descubrí que hay matices de humor en el por lo demás apasionante asunto de observar al lince ibérico. Sus orejas tienen mechones largos y puntiagudos hacia atrás y, cuando el gato camina, estos apéndices parecen cabezas de pájaros que se mueven en paralelo. Cuando un adulto te mira fijamente, ves, a cada lado de su cuello, dos mechones triangulares de pelo blanco con bordes negros. Se parecen a esas horribles patillas que alguna vez usaron los políticos victorianos.
El nombre lince puede tener su origen en una palabra griega que significa “luz” o “brillo”, tal vez una referencia a los duros orbes leonados de sus ojos de cristal. Estos nos atraparon por completo. Ni la madre ni el cachorro mostraron ansiedad alguna ni emitieron sonido alguno, pero entre ellos se produjo una exquisita comunicación y se fundieron como un líquido con la vegetación y desaparecieron. Todo el momento de esa vida fue un solo minuto.
Country Diary está en Twitter/X en @gdncountrydiary