El plan había funcionado dos veces seguidas en sendos supermercados de la misma cadena, uno en el barrio de Huelin, en la capital malagueña, y otro en Torremolinos. Madre e hijo llegaban a la caja del establecimiento con una generosa compra que embolsaban casi con la rapidez con la que la cajera pasaba los productos por el lector de códigos de barras. Cuando se acercaba el momento de pagar, la clienta pedía permiso a la trabajadora para que su hijo fuera trasladando los bultos al coche en el que su marido les esperaba en la calle.
Y ya con la cuenta cerrada, la mujer intentaba pagar los cerca de 600 euros pasando una tarjeta por el datáfono que daba error una y otra vez. Así hasta que la compra estaba en el vehículo en poder de los dos varones. Sin forma de pagar, la mujer decía que iba en un momento al coche a por otra tarjeta, pero ya no volvía.
Según fuentes policiales, los dos ‘simpas’ se produjeron el pasado miércoles y la familia lo vio tan fácil que decidió repetir al día siguiente en el establecimiento de la calle Eduardo Marquina, en el corazón de Huelin. Los mismos protagonistas volvieron a hacer una gran compra y tenían las bolsas prácticamente listas cuando vieron entrar a dos policías nacionales por la puerta del supermercado.
El vigilante de seguridad, en alerta tras los incidentes del día anterior en ese establecimiento y otro de Torremolinos, había identificado a los sospechosos durante la compra y llamó con tiempo suficiente para que los agentes detuvieran a la madre, al hijo y al hombre que les esperaba fuera en el coche.
