El ministro de Comercio de Chequia y probable próximo comisario de Energía de la UE ha instado al actual presidente, Kadri Simson, y a Berlín, Budapest, Bratislava y Viena a intensificar los esfuerzos para que el bloque se aleje del gas ruso.
El gas ruso no debería entrar en Europa por la puerta trasera después de que expire a finales de año el acuerdo de tránsito de gas entre Gazprom, controlado por el Kremlin, y Ucrania, sugirió el ministro de Comercio e Industria checo, Jozef Sikela, en una carta al comisario de Energía de la UE, Kadri Simson, y a sus homólogos en Budapest y otros lugares.
Sikela, quien es el candidato de Chequia para el próximo ejecutivo de la UE y considerado como uno de los candidatos para asumir el papel de Simson, también envió la carta a sus homólogos de Austria, Hungría y Eslovaquia, que siguen dependiendo de las importaciones de gas ruso, y Alemania, cuya conexión directa se rompió definitivamente hace dos años cuando el gasoducto Nord Stream fue saboteado.
“Rusia ha demostrado en repetidas ocasiones que es un socio comercial poco fiable, dispuesto a utilizar los suministros energéticos como arma para perturbar y desestabilizar nuestro mercado energético y toda la economía”, afirmó Sikela en un comunicado el jueves (5 de septiembre). “Está claro que nada cambiará mientras dure su agresión contra Ucrania”.
El ministro ha propuesto que los flujos de gas inversos a través de su país se puedan utilizar para reemplazar los 40-42 millones de metros cúbicos de gas ruso que fluyen diariamente a través de Ucrania. La alternativa «más adecuada» para el suministro de gas natural licuado (GNL), según ha indicado el Ministerio de Comercio checo, que ha señalado que la viabilidad de su plan se ha visto incrementada por la decisión de Alemania de eliminar las controvertidas tasas de almacenamiento a partir de principios del año próximo.
«En caso de que se detenga el tránsito de gas desde Rusia a través de Ucrania, los suministros de reemplazo deben buscarse principalmente con proveedores alternativos», dijo Sikela. «Tenemos que evitar una situación en la que compremos gas que formalmente no es ruso, pero que podría ser intercambiado por gas ruso en el camino, lo que socavaría nuestros esfuerzos para reducir la dependencia de los suministros rusos».
Sikela dijo que la UE había logrado «progresos sustanciales» en la reducción de su dependencia del gas ruso, que bajó al 8% el año pasado desde más de dos quintos antes de que Putin lanzara su guerra no declarada contra Ucrania en febrero de 2022, pero le dijo a Simson y a sus colegas ministros que «no obstante, debemos intensificar nuestros esfuerzos».
Si bien Hungría ha sido criticada por sus socios de la UE por cortejar activamente a Moscú y alcanzar nuevos acuerdos de suministro de gas desde el comienzo de la guerra, Austria importó un récord del 98% de su gas desde Rusia en diciembre pasado, y Eslovaquia también sigue siendo muy dependiente.