Dicen Biznaga en una de sus nuevas canciones, Agenda 2030, que cuanto peor es la realidad, mejores son los videojuegos. Y eso no significa que aboguen por el escapismo en tiempos de inflación, guerras, fake news, precariedad laboral, gentrificación galopante, aumento de la desigualdad social y diversas patologías mentales que ya son casi estructurales. Al contrario. Su sino es reflejar todo eso en sus canciones. Y hacerlo sin apelar al panfleto, que es lo más complicado cuando se empuña una guitarra.
Jorge Navarro, Álvaro García, Jorge Milky Ballarín y Álvaro Casado Torete integran hoy en día el cuarteto, que está de actualidad por ¡Ahora! (Montgrí, 2024), un quinto álbum en el que su concepto del punk rock, marcado por el influjo de referentes indiscutibles como The Clash, se abre a sonoridades más pop y luminosas. Hablamos con Jorge, su batería.
¿En qué sentido este álbum tiene algo diferencial respecto a los cuatro anteriores?
Es el resultado de doce años trabajando y haciendo canciones, fraguando un mundo propio. Creo que es la versión más depurada de esa sensibilidad que hemos adquirido. Estamos contentos porque creo que hemos mejorado el resultado del anterior trabajo, Bremen no existe (2022), que era nuestro reto. Pensamos que las canciones son mejores, hemos llevado más allá cosas que empezamos a ensayar con el anterior, y hemos abierto caminos nuevos.
Se aprecia un aire más pop conforme se suceden las canciones, y con desarrollos algo más complejos
Hay dos o tres canciones que no habrían desentonado en nuestro anterior álbum, que ya mostraba la cara más pop de Biznaga sin remilgos, pero lo que hasta entonces eran pequeñas muestras ahora se han convertido en terrenos nexplorados y estructuras que no habíamos trabajado. Puede ser una bocanada de aire fresco para el oyente. Sí que hay que tener una parte continuista, pero aportando cosas nuevas, inesperadas. El oyente cultivado lo va a agradecer.
¿Ha habido algún descubrimiento musical reciente que haya influido en ese ligero giro?
Escuchamos muchísima música. Te podrías hasta sorprender de lo que escuchamos en la furgoneta. Eso no siempre se ha manifestado de manera evidente en nuestra música. Hay algunas referencias que han estado veladas, y a medida que el lenguaje y las vestiduras punk se han ido disipando, han ido emergiendo. Ya con nuestra anterior disco lanzamos una serie de nombres de grupos que se gestaron en la resaca del punk y evolucionaron a otros territorios, como R.E.M., The Cure o The Replacements. No es que nosotros hagamos esa música, sino que nos interesa el enfoque de esos grupos. Cómo evolucionaron desde el post punk. También hemos ido ganando seguridad, porque algunas canciones en esa onda han sido muy celebradas y eso nos ha hecho pensar que teníamos razón cuando apostábamos por ellas.
Las letras siguen tratando temas de actualidad como la precariedad laboral, la gentrificación de nuestras ciudades, la imposibilidad de adquirir una vivienda o la dependencia tecnológica. ¿No les ahoga el peso de esa realidad?
El disco se titula precisamente ¡Ahora! porque en realidad trata de mostrar el amplio abanico de entusiasmos y anhelos, pero también de fatigas y problemas del momento actual. Porque es en el ahora, en el presente, donde hay que incidir, para la consecución de esos anhelos y la resolución de esos problemas. No podemos no hablar de las cosas que vemos. Intentamos hacerlo de una manera cada vez más sofisticada, pese a que las letras son muy concretas. Hablamos de cosas muy claras como el problema de la vivienda, el de la salud mental o la precariedad en el trabajo. Pero en Espejos de caos, por ejemplo, afrontamos la problemática de la vivienda desde dos personajes que aportan un punto de vista relacional, una relación sentimental que se ve atravesada por la precariedad y la imposibilidad de emanciparse el uno del otro porque no pueden acceder a una vivienda por su cuenta.
En cualquier caso, como dice Kiko Amat en la nota de prensa, «entre una metáfora inconcreta y un eslogan palmario, Biznaga siempre optan por lo segundo».
No es sencillo tratar estos temas de manera directa sin sonar manido o incluso naïf en algún momento, porque muchas veces, las letras que son mucho más herméticas y crípticas, esconden el mensaje en fórmulas pretendidamente poéticas para no mostrar las cosas tal y como son. También dice Kiko [Amat] que hay veces en que las cosas no son imágenes que remiten a otras cosas, sino que son esas cosas, y hay que contarlas. Es una habilidad que hemos ido adquiriendo.
El mensaje global, pese a todo, no es pesimista. Hay apelaciones a la esperanza como El entusiasmo o Las afinidades eléctricas.
Las afinidades eléctricas forma parte de la vertiente positiva del disco. La realidad tiene sus luces y sombras, y esta es una canción vitalista y positiva, con un sonido que también acompaña. Trata sobre lo que implica formar un grupo, una colectividad de personas que se junta con afinidades comunes para desarrollar algo más grande que ellos mismos. Poner en marcha proyectos que sean capaces de ilusionar. Puede ser un grupo de música o miles de cosas. No solo estamos hablando de nosotros, sino de esa energía que se genera cuando varias personas se juntan en un sitio y trabajan en común para conseguir algo que es más grande que ellos mismos. Es una canción que trajo Álvaro Casado Torete, nuestra última incorporación a la guitarra: tiene 21 años y tiene ese espíritu, esa inocencia, ese momento en el que todo te enamora y te lleva al límite de lo emocional.
¿Os habéis encontrado con alguna situación que os genere un conflicto ético? Por ejemplo: tocar en un festival que pague infrasueldos a sus trabajadores.
Siempre nos hemos planteado todas esas cosas y las llevamos a debate interno. A veces llegan propuestas debatibles, ante las que tratamos de llegar a consensos, y hemos rechazado algunas. De diferente índole, no solo de festivales. Cada caso se analiza como lo que es. Pero no siempre es fácil averiguar cómo están cobrando las personas que trabajan en determinado sitio. O festivales cuyo modelo es un poco depredador e influyen en el contexto de ciudades que ya están muy tensionadas, y tanto a nivel medioambiental como de la propia vivienda, son un foco de ese turismo cultural masivo, de experiencias, mal entendido, y que es parte del problema de muchas de las cosas que nosotros criticamos. No queremos decir que sí a todo, con tal de que nos paguen. Creo que lo hemos demostrado. Eso sí, si vamos, queremos que nos paguen bien. Eso seguro.
Se les sigue considerando un grupo punk. ¿Cree que el ideario del punk tiene sentido en 2024, más allá de un sonido determinado?
En el sentido de que una persona, en su casa, se ponga a grabar su música y se la pueda editar ella sola, sí. Esa es una de las grandes lecciones que dejó el punk. Y que a día de hoy está de plena actualidad, hagas el estilo que hagas. Aunque sea a través de eso, ya merece la pena hablar de punk en el sentido amplio de la palabra, no en plan dogmático. Mientras sigan saliendo propuestas artísticas que se muevan en los márgenes, y no digo que nosotros estemos ahí, hablo en general, el punk estará presente. Porque ya existía esa energía antes del propio punk.