Ha trabajado para directores como Robert Redford, Terry Gilliam, David Fincher y Martin Scorsese, ha sido nominado dos veces al Oscar -gracias al drama bélico ‘Hasta el último hombre’ (2016) y al ‘biopic’ ‘Tick, tick… Boom’ (2021)- y ha encarnado a uno de los superhéroes más universalmente adorados en el taquillero díptico ‘The Amazing Spider-Man’. Ahora, tras tomarse un descanso de tres años, Andrew Garfield ha vuelto a la cartelera al frente de ‘Vivir el momento’, el drama romántico que coprotagoniza junto a Florence Pugh. Dirigida por John Crowley, la película repasa la vida en común de un hombre y una mujer que se enamoran, construyen un hogar, forman una familia y aprenden a apreciar su tiempo juntos cuando un cáncer incurable pone a prueba la felicidad del hogar que han construido.
¿Por qué decidió que ‘Vivir el momento’ era la película adecuada para volver al trabajo?
Porque plantea al espectador varias de las mismas preguntas que yo llevo años haciéndome, así que me pareció que el destino se había encargado de cruzarla en mi camino.
¿En qué sentido?
Algo cambió en mí cuando mi madre murió hace cinco años, y la herida causada por su marcha aún no se ha curado del todo. Al mismo tiempo, me resulta muy desconcertante el empeño con el que las sociedades occidentales evitamos afrontar la muerte y la tratamos como un tabú. Al fin y al cabo, una de las pocas cosas de las que podemos estar seguros es que todos nos encontraremos con ella más tarde o más temprano. Tener presente que perderemos la vida llegado el momento, y tenerlo en cuenta, debería ser un estímulo para vivirla de la forma más intensa y provechosa posible. En lugar de eso, nos dejamos llevar por el cinismo, y por el miedo a ser sinceros, a decir según qué, a sentir según qué. No estamos en contacto con nuestras propias emociones, y creo que eso nos insensibiliza frente a todas las cosas terribles que suceden a nuestro alrededor.
¿Qué lo motivó a alejarse temporalmente del cine?
Sentí que necesitaba tiempo para procesar lo que pasa a mi alrededor, para decidir qué actitud mantener frente al mundo que vivimos y las expectativas que la edad acarrea, y reevaluar los objetivos profesionales que me impuse en el pasado. A causa de la muerte de mi madre he comprendido que la vida es mucho más compleja e inefable de lo que imaginé, y que no debo dar a mi trabajo más importancia de la que merece porque, asumámoslo, con él no voy a cambiar el mundo.
‘Spider-Man: No Way Home’ (2021), en la que usted participó, es la sexta película más taquillera de la historia. Tal vez sí haya cambiado el mundo, al menos un poco…
Sí, supongo que eso es cierto.
«Interpretar un personaje como Spider-Man es una bendición y también una carga, porque te vincula de forma permanente a una imagen concreta»¿Cómo valora ahora lo que interpretar a Spider-Man significó para su carrera?
Interpretar un personaje como ese es una bendición y, al mismo tiempo, también una carga. Por un lado te proporciona fama y adoración por parte de los fans, y por otro te vincula de forma permanente e ineludible a una imagen concreta. El escrutinio al que me vi sometido, además, resultó ser mucho mayor de lo que había previsto, pero llegué a comprender que aquel era el precio a pagar por adquirir cierto poder en el negocio. Spider-Man, después de todo, me dio la posibilidad de encarnar a un sacerdote jesuita en el japón del siglo XVII para Martin Scorsese en ‘Silencio’ (2016) poco después. A él le resultó más fácil conseguir financiación para aquella película por el hecho de tener en el centro del reparto al actor que había interpretado al Hombre Araña.
¿Qué relación mantiene con la celebridad?
Es complicada. Cada vez que salgo a la calle se me acercan muchas personas que quieren hacerse fotos conmigo y, sintiéndolo mucho, tengo que decirles no, no y no. Porque quiero que mi vida siga siendo mía. Quiero poder vivir con normalidad, ser capaz de sentarme en una cafetería a leer un libro sin sentir que alguien me está grabando, y resulta extenuante tener que estar pendiente de que la gente no invada mi espacio ni mi intimidad. Y, por eso, a veces prefiero no salir de casa, porque no tengo la energía necesaria para enfrentarme a ese tipo de fama. Dicho esto, volvería a interpretar a Spider-Man si hacerlo significa participar en un proyecto interesante. Ese personaje hace feliz a mucha gente.
¿Es ese su objetivo como actor, transmitir felicidad?
Es uno de ellos. Desde luego, no me dedico a esto para conseguir fama o dinero. Tampoco para ganar premios. De hecho, he rechazado papeles que posteriormente proporcionaron el Oscar a los actores que acabaron aceptándolos. En su día sentí cierta envidia, por supuesto, pero no me reproché nada. Sentía que ninguno de ellos era adecuado para mí. Tengo cada vez más claro que quiero trabajar solo en proyectos que me recuerden por qué hace 20 años sentí la necesidad de expresarme a través de la interpretación. Mi tiempo y mi energía son finitos, y quiero asegurarme de que, cuando llegue al final de mi camino, podré decirme a mí mismo que jugué la mejor mano posible con las cartas que se me dieron.