Recién salidos del crematorio de ‘The Acolyte’, la factoría Disney vuelve con su supuesto revulsivo, esta vez fuera del universo de ‘Star Wars’ con ‘Agatha, ¿quién si no?’
La nueva serie bautizada con el sello de Marvel no viene con ningún héroe o heroína debajo del brazo ni se le espera. En esta ocasión la historia ronda el mundo de la brujería con Agatha como principal protagonista. Un personaje secundario, Agnes, de la exitosa ‘Wanda y Visión’ allá por el 2021, interpretado por la actriz Kathryn Hahn.
La historia es casi la de siempre pero en esta ocasión con más humor y mejores efectos especiales: la infame Agatha Harkness descubre que ha perdido sus poderes cuando un misterioso adolescente gótico la libera de un conjuro engañoso. El chico despierta su interés cuando le ruega que le lleve a la legendaria Senda de las Brujas, un mágico camino plagado de pruebas que recompensa a las brujas que sobreviven dándoles aquello que ansían. Juntos, Agatha y el chaval reunirán un aquelarre de brujas desesperadas y partirán hacia la Senda.
PoderLas brujas han tenido poder desde tiempos inmemorables: escobas que volaban, hechizos y mujeres independientes con poder de decisión, todo lo que durante mucho tiempo ha atemorizado a los hombres fue plasmado primero en leyendas y con el paso del tiempo, y mucha literatura, en mito. Tradicionalmente la bruja era una mujer que se salía de la norma, percibida por los demás más como una adoradora del caos que como un ser amigable y empático. La cultura pop ha convertido a la brujería en otra cosa: ahora, conceptos como hechizos, conjuros y magia no entran en el vocabulario de palabras que provocan miedo precisamente y Disney ha aprovechado todo la cobertura feminista actual y el correspondiente cambio de siglo (viva la cultura woke) para implantar un nuevo concepto de las brujas, nada que ver con las descritas por Roald Dahl, para convertirlas en nuevas heroínas e iconos de nuestro tiempo.
‘Agatha ¿quién si no?’ es una serie divertida pero no icónica. Su plantel de actrices empezando por la propia Kathryn Hahn y terminando con la siempre perturbadora Aubrey Plaza no aseguran un relato merecedor de estar en la conversación. El resto es historia, simple y llanamente un intento de engordar una plataforma con problemas de credibilidad después de sus numerosos desastres. Disney, ponte las pilas ¡ya!