La última ofensiva de Podemos para atar en corto a Yolanda Díaz prevé culminar este domingo con un sonoro portazo en Madrid, donde la gallega se presenta oficialmente como candidata. Estará arropada por una decena de partidos, entre los que no estará el de Ione Belarra.
En medio de las fortísimas tensiones desatadas, y con el partido morado dispuesto a cumplir su amenaza de no apoyar a Díaz si no se aceptan sus condiciones, los cuadros más próximos a la gallega creen que la estrategia de los morados va encaminada a sentar las bases de una eventual ruptura.
“Podemos está trabajando en un plan B”, coinciden distintas voces, todas ellas afines a la dirigente. Consideran que la dureza exhibida por los morados tiene un doble objetivo. El primero y más evidente es el de presionar a Yolanda Díaz para asegurar sus posiciones en Sumar frente al resto de actores.
Una beligerancia dirigida a tensar la cuerda y hacer que se acepten sus condiciones: unas primarias abiertas para elegir las listas, un método que más adelante permite al partido ganar peso haciendo valer la alta movilización de su militancia. Este acuerdo ya se ve en las filas yolandistas como una opción altamente improbable.
Reparto de culpas Más allá de esta primera lectura, los afines a la dirigente también creen que Podemos ha lanzado su durísima ofensiva con un segundo objetivo: irse cargando de argumentos de cara a los próximos meses, con el fin de construir un relato favorable y descargarse de culpas en caso de que Podemos y Yolanda Díaz consumen su ruptura para las generales.
En este sentido, advierten algunas voces que la maquinaria de Podemos lleva “meses preparando a Irene Montero como candidata”. Desde el año pasado, la formación ha lanzado a la ministra de Igualdad y se ha volcado en construir un perfil duro de oposición. Así las cosas, Irene Montero sería la principal baza del partido para contraponer al liderazgo de Díaz, a quien consideran demasiado tibia en algunas cuestiones frente a la “claridad” exhibida por la dirigente.
Irene Montero este martes en el Senado. EFE
En el entorno de la vicepresidenta asumen ya que la estrategia del partido y los debates en la cúpula morada se articulan en torno a la dirigente, cara más visible de la formación y posible aspirante de Podemos a la Presidencia del Gobierno.
Iglesias, portavoz oficioso No pasa desapercibido el protagonismo buscado de Pablo Iglesias, que se ha alzado como portavoz oficioso de la formación, hablando del partido en primera persona en todo tipo de tertulias, y empleando su nuevo proyecto televisivo, Canal Red, como una plataforma de presión a la vicepresidenta. Los de Yolanda Díaz asumen que las tesis defendidas por el actual presidente de la fundación morada son directamente adoptadas por la dirección del partido. «Iglesias hace el trabajo sucio», resumen.
En este sentido son llamativos los argumentos que Iglesias ha vertido en los últimos días, en los que por primera vez ha abierto un escenario de ruptura de cara a las generales. Un escenario que ha definido como hipotético e indeseable, pero que hasta ahora no se había planteado abiertamente por ningún dirigente de Podemos.
“No contemplamos ese escenario”, “confiamos en un acuerdo”, eran algunas de las respuestas oficiales de los cuadros morados. Pero ahora Iglesias rompe la baraja. ”Incluso la locura de que no fuéramos juntos a las elecciones, que sería un desastre…”, deslizó el ex dirigente este lunes en Hora 25, de Cadena Ser.
Pablo Iglesias abre un nuevo escenario de ruptura, creando un nuevo marco donde comienza el reparto de culpas «Sería una tragedia y hay que hacer todo lo que haya que hacer para no ir separados», insistió poco después. Un mensaje que, al estilo de Iglesias, plantea subrepticiamente un nuevo marco de rutura donde comienza el reparto de culpas sobre la responsabilidad del desacuerdo.
Existe la tesis de que Iglesias busca en realidad “que se acabe el Gobierno de coalición”, un objetivo que perseguiría tanto “por intereses políticos como empresariales”. En caso de que gobernara la derecha, el ex líder de Podemos podría situarse cómodamente en las ‘trincheras’ de la oposición, “convencido de que su estructura es la única que se sostiene en la oposición”, y frente al difícil equilibrio que habría de guardar Díaz en esta situación, que podría verse difuminada entre morados y socialistas.