Está bien recordar a Terence Stamp, actor londinense fallecido hoy a los 87 años, por su papel de villano Zod en las dos primeras películas del Superman de Christopher Reeve. O por su participación en ‘Las aventuras de Priscilla, reina del desierto’ (1994), en la que dio vida a un transexual que se embarca con otras dos ‘drag queens’ en un viaje a través del desierto australiano. Precisamente tenía previsto repetir aquel papel en una segunda parte que estaba en fase de preproducción.
Pero además de representar una cierta modernidad sesentera del Londres de Carnaby Street –no es de extrañar que su última interpretación fuera en un filme ligado al Londres de aquella década, ‘Última noche en el Soho’ (2021)–, la trayectoria de Stamp está ligada a un momento en concreto, 1968, y a una innata capacidad para interpretar personajes absolutamente misteriosos o atormentados.
Federico Fellini y el actor Terence Stamp en un momento del rodaje / EPC
De 1968 son ‘Teorema’, de Pier Paolo Pasolini, y el episodio ‘Toby Dammit’ realizado por Federico Fellini para una película colectiva inspirada en relatos de Edgar Allan Poe. No hay imagen más turbadora en la filmografía de Stamp que la del cineasta que llega a una Roma crepuscular, transita sus calles de noche en una carrera alucinada en coche y pierde su cabeza en una apuesta con el diablo, todo ello filmado por un Fellini febril. Y no hay en su obra una interpretación tan inquietante como la que realizó en ‘Teorema’, ese ángel caído y destructor que se instala en la casa de una familia italiana de clase alta, seduce al padre, la madre, el hijo y la hija y pone en cuestionamiento la moral burguesa y religiosa de la época.
Pasolini y Fellini encontraron en Stamp al modelo perfecto y lo convirtieron en un actor de la modernidad. Eran los tiempos en que el entonces crítico de cine Ramón Moix lo vio en estos filmes, en ‘La fragata infernal’ –adaptación del ‘Billy Budd’ de Melville y su única nominación al Oscar– y en ‘El coleccionista’, y quedó tan prendado de Terence que cambió su nombre a Terenci Moix. En aquellos años, mediados de los 60, Stamp participó igualmente en películas como ‘Lejos del mundanal ruido’, junto a Julie Christie, y ‘Modesty Blaise’, adaptación del cómic dirigida por Joseph Losey y con Monica Vitti. El aire canallesco y paródico que a veces gastaba le iba bien a una variada gama de personajes. Tendiente a cierto histrionismo, sabía también cuando convenía guardar las formas.
Terence Stamp and Samantha Eggar in the film «The Collector». / Archivo
Fue Arthur Rimbaud, poeta maldito y romántico, en ‘Una temporada en el infierno’. Gustó de trabajar por toda Europa. En Italia hizo ‘Divina criatura’ junto a Laura Antonelli y Marcello Mastroianni, un relato de elevada temperatura sexual. En España ‘Strip-tease’ de Germán Lorente, otro drama erótico coprotagonizado con una Corinne Cléry recién salida de ‘Historia de O’, y más tarde ‘Beltenebros’ de Pilar Miró. En Hollywood fue siempre un eficaz secundario: ‘El siciliano’, ‘Wall Street’, ‘Walkiria’, ‘Big eyes’ o ‘Star Wars: La amenaza fantasma’, donde dio vida al canciller Valorum.
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