Las calles del centro de Valladolid han registrado un ‘lleno completo’ para recibir a Concha Velasco, que ha regresado a casa, a la ciudad que la vio nacer hace 84 años, a la ciudad de la que siempre presumió esta ‘muchachita de Valladolid’ y en la que ya descansa para siempre, en el Panteón de Ciudadanos Ilustres del cementerio del Carmen.
Desde primera hora de una mañana que ha amanecido con bajas temperaturas pero soleada, miles de personas se han agolpado en el entorno de la Catedral, donde se han celebrado sus exequias, presididas por el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, y en el teatro Calderón, «su teatro», en el que anunció su retirada y que fue testigo de sus enormes éxitos.
Ha sido a las 12 horas cuando el cortejo fúnebre, procedente del teatro La Latina de Madrid, ha llegado al Teatro Calderón escoltado por ocho motos de la Policía Municipal y donde cientos de personas han querido homenajear a la que siempre será «una chica yeyé» con una larga y emotiva ovación y algún grito de ‘Viva Concha Velasco’.
Momentos después, el alcalde, Jesús Julio Carnero, y la primera teniente de alcalde, Irene Carvajal, han depositado sobre el coche fúnebre una corona en la que se puede leer: ‘Teatro Calderón’ y un ramo de rosas blancas que dice: ‘Concha Velasco, Valladolid nunca te olvidará’.
El cortejo fúnebre se ha dirigido hasta la Catedral Metropolitana, donde miles de personas abarrotaban las calles adyacentes y ha sido a las 12.09 cuando los restos de una de las vallisoletanas más ilustres han llegado al templo, para acceder por la puerta de Santa María envuelta en un largo y respetuoso aplauso de los allí presentes, algunos de ellos visiblemente emocionados.
Con ella, sus hijos, Manuel Velasco y Paco Marsó, junto a su único nieto Samuel Marsó, quienes han podido sentir «la auténtica devoción de cariño» tanto de Valladolid como de España entera, como así lo reconocido el menor de los hijos de la que siempre será recordada por su eterna sonrisa.
El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha oficiado la liturgia de las exequias en memoria de la artista, a la que se ha referido como «Concha Velasco, doña Concha Velasco, Conchita Velasco…» y de quien ha asegurado que ha pasado «a un nuevo escenario, un escenario lleno de silencio…. un escenario en el que se ha encendido la luz del Cielo».
«Un escenario que esconde el secreto del alma inmortal en el que aún no se ha manifestado lo que seremos», ha aseverado el prelado vallisoletano, quien ha precisado que «lo que se manifestará tiene que ver con la Gloria».
En la Catedral, en primera fila, los hijos, nieto y la familia de la que siempre será conocida como ‘una muchachita de Valladolid’, además de que han estado presentes el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco; la delegada del Gobierno, Virginia Barcones, los miembros de la Corporación Municipal, encabezada por el alcalde, Jesús Julio Carnero; los ministros de Transportes, Óscar Puente, y de Igualdad, Ana Redondo; el exalcalde Javier León de la Riva; la mujer del también exalcalde ya fallecido Tomás Rodríguez Bolaños; el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, o los consejeros Gonzalo Santonja y María González Corral.
Al finalizar las exequias, Manuel Velasco ha tomado la palabra para agradecer a Valladolid y a España «entera» el reconocimiento que le han brindado a su madre y el cariño de sus paisanos y de su ciudad, tras lo que los restos mortales de Concha Velasco han iniciado su salida de la Catedral al son de los violines que han interpretado su canción, ‘Una chica yeyé’.
Respeto y cariño Ha sido a la salida del templo cuando las miles de personas que han abarrotado la plaza de la Universidad y todo el recorrido del cortejo fúnebre han vuelto a manifestar su respeto y su cariño a la artista con un prolongado aplauso.
Los restos mortales de Concha Velasco han sido trasladados hasta el cementerio del Carmen, donde ya reposan en el Panteón de Personajes Ilustres de la ciudad, junto a escritores como Rosa Chacel, Miguel Delibes o José Zorrilla, el médico e investigador Pío del Río Hortega; el bailarín Vicente Escudero o el poeta y periodista Emilio Ferrari.
Concha Velasco, que siempre hizo gala de su condición de vallisoletana, y como su propio hijo ha dicho, «era una vallisoletana más, pero una de las más queridas», y así lo ha demostrado su ciudad a lo largo de su dilatada trayectoria artística ya que da nombre a una sala del LAVA, a una calle y a una placa del teatro Calderón, además de que en 2018 recibió la máxima distinción, la Medalla de Oro de la ciudad.
Valladolid, su ciudad, en la que pregonó su Semana Santa en 1999 y cuya Semana Internacional de Cine (Seminci) reconoció con la Espiga de Oro de Honor y la Espiga de Oro a la mejor actriz.
