La tensión abandona Jerusalén, pero se enquista en los territorios palestinos ocupados. Después de una semana de enfrentamientos e intercambios de fuego transfronterizos, miles de fieles judíos y musulmanes finalizaban este domingo sus oraciones en relativa calma. Pero es pronto para darla por sentada, como bien ha demostrado una manifestación masiva de colonos. Unos 10.000 judíos radicales, encabezados por al menos siete ministros del Gobierno, han marchado este lunes hacia un asentamiento evacuado de Cisjordania. El claro mensaje, legitimado por la presencia de representantes políticos, es que la expansión colonial no se detiene a pesar de la oposición internacional.
Además, esta marcha ha tenido lugar horas antes de que el personal médico declarase muerta a Lucy Dee, de 48 años. La madre de las fallecidas Rina y Maia, de 20 y 15 años, ha sucumbido a las heridas dos días después que sus hijas. Las tres colonas israelís-británicas recibieron los disparos de un atacante palestino el pasado viernes, que aún se encuentra en paradero desconocido. A su vez, el Ejército israelí ha matado este lunes al palestino Muhamed Fayez Bilhan, de 15 años, «por disparos en la cabeza, pecho y abdomen por parte de la ocupación, en el campo de Aqabat Jabr en Jericó», ha anunciado el Ministerio de Sanidad palestino.
Año más letal Este año ya es el más violento desde principios de siglo: 96 palestinos han muerto en incidentes violentos con Israel y 19 personas en el lado israelí. Pero las familias no tienen tiempo para gestionar el duelo, ya que los eventos sobre el terreno se suceden sin tregua. Este lunes la tensión se ha apoderado del norte de la Cisjordania ocupada, escenario de reiterados actos de violencia en los últimos meses. La protesta masiva de los colonos israelís ha motivado el despliegue de miles de agentes del Ejército y la policía para supuestamente evitar los enfrentamientos tan comunes en los últimos días por la superposición de las festividades judía y musulmana.
Beita, Nablus
A lot of tear gas fired by the Israeli occupation soldiers at Palestinians fron Beita who are demonstrating against a state-backed war crime and the huge illegal settler march in the occupied west bank pic.twitter.com/EAaoFPt5Vn
— Younis | يونس (@ytirawi) 10 de abril de 2023 «Volvemos a casa, a la tierra de Israel y al Monte del Templo», ha afirmado el polémico ministro de Seguridad Nacional israelí, Itamar Ben Gvir, en la manifestación. Los soldados israelís, cuya misión es proteger a la multitud, han acabado lanzando granadas aturdidoras a los palestinos que protestaban en el pueblo cercano de Beita y a los periodistas que cubrían la marcha. Esta se ha dirigido a Eviatar, un puesto de avanzada no autorizado en el norte de los territorios ocupados que fue evacuado por el anterior Ejecutivo israelí en 2021. Uno de los compromisos de Ben Gvir arrancado a Netanyahu para darle su apoyo fue legalizar este lugar, foco de conflicto con los palestinos ya que se encuentra en tierras que Israel expropió hace décadas de Beita.
Presencia de ministros y diputados בשם כל אזרחי ישראל אני שולח תנחומים מעומק הלב למשפחת די על פטירתה של אם המשפחה, לאה (לוסי) ז״ל, שנרצחה בפיגוע הקשה בבקעה ביום שישי האחרון, יחד עם שתי בנותיה מאיה ורינה ז»ל. pic.twitter.com/N2aIR2C7Bl
— Benjamin Netanyahu – בנימין נתניהו (@netanyahu) 10 de abril de 2023 Al menos siete ministros del gabinete de Binyamín Netanyahu, entre los cuales estaba Bezalel Smotrich, al frente de Finanzas, y 20 diputados de la coalición han participado en la protesta. «Estamos aquí para decir que la nación israelí es fuerte, y que estamos aquí y permaneceremos aquí», ha clamado Ben Gvir. Las visitas a Eviatar han sido oficialmente prohibidas por los militares desde su evacuación, pero esa prohibición se ha aplicado de manera flexible en los últimos meses. El Ejército israelí ha aprobado la marcha integrada por nacionalistas judíos de línea dura, la mayoría de la corriente ultraortodoxa. Esta manifestación con representantes de su Ejecutivo se suma a la larga lista de problemas que acechan a Netanyahu, agravados por su momento más bajo de popularidad.