El Govern ya tiene asegurados los presupuestos de 2023, pese a la prórroga y la compleja negociación llevada a cabo tras la salida de Junts del Consell Executiu. Los equipos negociadores de Palau y del PSC han alcanzado hoy un acuerdo que ofrece al ‘president’ Pere Aragonès la mayoría necesaria para aprobar las cuentas y garantizar su estabilidad, al menos, durante este año multielectoral. Los 33 diputados republicanos sumarán con los 33 socialistas y los ocho de los ‘comuns’, dando a Aragonès el margen de 74 parlamentarios para que su proyecto salga adelante.
La negociación entre republicanos y socialistas se ha alargado durante tres meses marcados por las desconfianzas mutuas. «No es habitual que el ‘president’ de la Generalitat y el jefe de la oposición firmen un acuerdo en materia presupuestaria», ha subrayado el líder del PSC, Salvador Illa, que ha precisado que, pese a la relevancia del pacto, este es solo «puntual» y que no puede entenderse como un «acuerdo de legislatura».
Si el PSC ha decidido votar que ‘sí’, ha argumentado el jefe de la oposición, es por «responsabilidad» ante un momento complejo, porque «antepone los intereses» de los catalanes a los electorales del partido y porque su vocación es «buscar consensos amplios» y ejercer una «política útil».
La negociación a cuatro bandas del Govern ha dado sus frutos con dos grupos, pero previsiblemente no podrá contar con Junts que siempre ha advertido de que un pacto con el PSC no sería compatible con sus siglas, tratando de que Aragonès eligiera entre sus dos socios mayoritarios.
El pacto con el partido de Salvador Illa ha estado marcado por la cesión de Esquerra con el cuarto cinturón, la B-40, que ha obligado al ‘president’ a asumir un compromiso que disgusta a su partido y al ‘conseller’ de Territori, Juli Fernàndez.