No ha habido que hacer demasiadas matemáticas para conocer al ganador de las elecciones en Estados Unidos. Todo el país ha girado significativamente a la derecha, hasta el punto que en el 90% de los condados del país los republicanos han incrementado su número de votos respecto a las presidenciales de hace cuatro años, cuando Joe Biden se impuso frente a Donald Trump, según el análisis de varios medios estadounidenses. Esta vez el péndulo ha cambiado de bando y la ola roja ha sobrevolado también los siete estados bisagra que estaban llamados a decidir los comicios. Trump ha ganado en todos ellos, tanto en el sur como en el oeste o en el viejo ‘muro azul’ junto a los Grandes Lagos que ya fue una de las claves de su victoria en 2016. En varios estados el recuento sigue en marcha, pero no se esperan sorpresas.
Pese al pleno republicano en los estados bisagra, los márgenes han sido relativamente estrechos. Un 3% en Carolina del Norte, un 2% en Georgia, 1.4% en Michigan, 1% en Pensilvania y 0.9% en Wisconsin, según los resultados preliminares. En Nevada y Arizona, donde más lentamente avanza el recuento, la diferencia ronda en ambos el 5%. Trump ya ganó en todos ellos en 2016 para perderlos cuatro años después con la excepción de Carolina del Norte. “El margen de su victoria no debería sobreestimarse. Este no ha sido un triunfo arrollador”, escribe en ‘The New York Times’ Nate Cohn, uno de los magos de la estadística electoral, refiriéndose al resultado en todo el país. “No es tan abultada como la modesta victoria de Barack Obama en 2012 y se queda muy lejos de otras elecciones de ‘cambio” como las de Obama en 2008 y Bill Clinton en 1992”.
Castigo del voto árabeEn Michigan, el estado con la mayor concentración de origen árabe, claramente le ha pasado factura a Kamala Harris su apoyo incondicional a Israel en las guerras que libra en Gaza y Líbano. Particularmente en Dearborn, donde más de la mita de la población procede de Oriente Próximo. Trump obtuvo allí el 47% de los votos frente al 28% de Harris y el 22% de Jill Stein, la candidata del partido Verde, que no ha dejado de condenar el “genocidio” contra los palestinos, lo que ha acabado convirtiendo a Michigan en su mayor caladero de votos, según los resultados preliminares.
Hace cuatro años Biden ganó en esa misma ciudad de Dearborn con más del 70% de los votos. Es pronto para saber si Harris hubiera ganado en Michigan sin el voto de protesta árabe. “Creo que la comunidad está tratando de enviar un mensaje”, ha dicho la diputada demócrata Debbie Dingel. “Lo que ocurre en Oriente Próximo está dividiendo a la gente y es particularmente acentuado en Michigan. Las emociones están a flor de piel y la gente está sufriendo en ambos lados”.
Radiografía del votoEn el resto de estados bisagra se mantenido patrones de voto muy similares al resto del país. Trump ha incrementado su apoyo entre casi todo los grupos demográficos, pero también en las ciudades y los suburbios, bastiones tradicionalmente demócratas, particularmente los primeros. Entre los hombres ha ganado por 10 puntos, cuando hace cuatro años fueron solo dos. Entre las mujeres ha perdido por idéntico margen, un punto menos que en 2020. El voto blanco lo ha ganado por 12 puntos; entre los afroamericanos ha reducido su desventaja 10 puntos y entre los latinos ha perdido únicamente por ocho, cuando hace cuatro años esa diferencia fue de 24 a favor de Biden, según las encuestas a pie de urna recogidas por ‘The Washington Post’.
Por franjas de edades, el republicano solo se habría impuesto entre aquellos entre 45 y 64 años, según la misma fuente, con ocho puntos de diferencia. Pero en el resto de franjas ha reducido su desventaja respecto a 2020. Particularmente entre los menores de 20 años. Por entonces, perdió este grupo por 24 puntos de diferencia; esta vez ha quedado reducida a la mitad.